Entrevista a Karina Funes: Pedagogía de los más pequeños

La educación es un proceso fundamental en la vida de cualquier niño, y detrás de cada experiencia enriquecedora en el aula, a menudo encontramos a apasionados profesionales que dedican su vida a guiar y apoyar la formación de los jóvenes. En esta ocasión, tuvimos el privilegio de entrevistar a Karina Funes, una destacada psicopedagoga que ha dedicado años de su vida al Colegio Loreto y representa un pilar fundamental en el desarrollo educativo de los más pequeños.

Con una trayectoria colmada de dedicación y solidaridad, Karina no solo imparte conocimiento en el nivel inicial, sino que también brinda un invaluable apoyo a los niños, sus familias y sus demás compañeros docentes, creando así una estructura esencial para el crecimiento integral de la comunidad educativa.

Sin dudas, Karina es una guía compasiva que ilumina el camino del aprendizaje para los chicos, celebrando sus logros y otorgando el apoyo necesario en los momentos de desafío. Su influencia se extiende a las vidas de quienes tienen el privilegio de conocerla, y su labor refleja el poder transformador que tienen los educadores cuando se entregan por completo a la misión de ayudar a los más jóvenes a alcanzar su máximo potencial.

 

E: Entrevistadores.

K: Karina Funes.

 

E: ¿Cuándo comenzaste a trabajar en el colegio Loreto? ¿Podrías narrarnos tu trayectoria en esta Institución?

K: Comencé mi labor en esta Institución en abril de 1998, específicamente en el nivel terciario, después de haber completado un año y medio de estudios en psicopedagogía en el mismo lugar. Al principio, mi trabajo implicaba cubrir suplencias, al mismo tiempo que realizaba una pasantía en el Hospital Fiorito. Estuve cuatro años en el nivel terciario, hasta que, a fines de 2002, cuando estaba terminando el ciclo de la Licenciatura en la Universidad de El Salvador, Alberto Gatti, director en ese momento, me ofreció formar parte del Equipo de Orientación del colegio. En aquel entonces, el mismo se desarrollaba tanto en primaria como en jardín, de manera conjunta.

Mi jornada laboral consistía en dos días a la semana por la tarde. Éramos dos psicopedagogas en este turno, y otras dos trabajaban en el turno de la mañana. Continué desempeñando mi cargo de esta manera hasta el año 2017, momento en el que la escuela finalmente formó equipos de orientación específicos y consolidados para cada nivel. Como resultado, hubo una redistribución entre las cuatro profesionales que estábamos trabajando en la Institución. Yo quedé asignada al nivel primario hasta finales de 2021, y desde el inicio del 2022, comencé a formar parte del Equipo de Orientación en el nivel de jardín de infantes.

 

E: ¿Podrías contarnos alguna anécdota en el colegio que recuerdes con mucho cariño?

K: Si tuviera que seleccionar un recuerdo, sin lugar a dudas sería aquel que viví durante mi tiempo en el terciario, apenas unos meses antes de casarme. El rector de ese entonces era Alberto Gatti, quien trabajaba codo a codo con su secretaria, Marcela Raggi. Fueron ellos dos quienes, en algunas noches en las que no había mucho trabajo pendiente, me brindaron la inolvidable experiencia de aprender a bailar el vals para mi casamiento. Recuerdo una noche en particular: mi prometido había venido a buscarme al colegio después de que finalizara mi jornada laboral y, en cuestión de segundos, los cuatro nos encontramos bailando el vals en lo que hoy en día es el despacho de la directora, Silvina Espósito. Este momento lleno de cariño siempre permanecerá en mi memoria.

 

E: Nos interesa saber ¿Cómo es un día de trabajo del Equipo de Orientación Escolar?

K: En conjunto con mi colega Valeria, quien es fonoaudióloga, llevamos a cabo una amplia variedad de tareas que involucran tanto a los estudiantes como a los adultos en la comunidad escolar. Nuestra labor abarca, desde la realización de entrevistas de admisión y reuniones con otros profesionales, hasta visitas a las aulas y talleres. Principalmente, nuestro enfoque se centra en brindar orientación y sugerencias a las maestras y a los padres, de acuerdo con el comportamiento de cada alumno.

Frecuentemente, nos encontramos resolviendo situaciones problemáticas y participando en las actividades propuestas por las docentes para observar la actitud de los chicos en la sala. Asimismo, aportamos una variedad de juegos que pueden realizar los alumnos como parte de nuestra estrategia de intervención.

 

E: ¿Qué representa para vos trabajar con niños tan chicos?

K: Es una experiencia verdaderamente hermosa. Cada día es una nueva aventura llena de sorpresas. Ellos siempre están llenos de entusiasmo, afecto, cariño, diversión y espontaneidad.

Es una edad que combina ternura y desafío de manera única. Como profesionales, tenemos la oportunidad de fomentar diversas situaciones de aprendizaje mientras acompañamos a las familias durante la estadía de sus hijos en una institución educativa. Nuestro papel implica una labor preventiva, ya que es en esta etapa cuando se comienzan a desarrollar ciertos aspectos del comportamiento de los niños, y es fundamental estar alerta para ofrecer una intervención temprana cuando sea necesario. Trabajar con estos pequeños es una experiencia gratificante que nos permite contribuir al desarrollo de futuros ciudadanos y seres humanos, lo cual es una responsabilidad que valoro profundamente.

 

E: Además de acompañar a los chicos en su trayectoria educativa, ¿Pensás que podes aprender algo de ellos también?

K: A pesar de ser niños, al trabajar con ellos te encontrás con una infinidad de aspectos de los cuales aprender. Personalmente, destaco cómo me han enseñado a disfrutar, a valorar lo importante, a divertirme y, por sobre todo, a volver a ese lugar en donde todo vale: la niñez.

El tiempo compartido con los chicos crea un espacio donde podemos relacionarnos de manera genuina, sin las asimetrías que a menudo caracterizan la realidad de los mayores. Sin embargo, lo que considero que es la lección más valiosa que aprendemos de ellos es que cada uno de nosotros puede alcanzar sus objetivos a través de diferentes caminos, algunos más directos y otros más sinuosos. Por eso, es esencial apreciar el esfuerzo y nunca dejar de intentar, ya que los niños nos demuestran constantemente que la perseverancia y la determinación pueden llevarnos lejos en la vida.

 

E: Hermosa reflexión, ¡muchas gracias por la entrevista, Karina!

Karina Funes, psicopedagoga de la Institución, en la parte derecha de la fotografía, junto a su colega Valeria a su izquierda.

Por Axel Díaz, Malena Fernández, Julieta Petrino y Agustina Rossi.

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