Ucrania

La invasión rusa de Ucrania es un episodio bélico en curso a gran escala que empezó el 24 de febrero de 2022 y forma parte de la guerra ruso-ucraniana, comenzada tras los sucesos del Euromaidán desarrollados entre noviembre de 2013 y febrero de 2014.

Después de 100 días de guerra, alrededor del 20% del territorio de Ucrania ahora está bajo control ruso”, dijo el presidente Volodymyr Zelensky, y agregó que “la región del Donbás está casi completamente destruida".

 

¿Cómo empezó el conflicto?

 

En 2013, un histórico acuerdo político y comercial entre Ucrania y la Unión Europea tensó las relaciones con Rusia. El entonces presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, suspendió las negociaciones -al parecer por presión de Moscú- y durante semanas estallaron protestas violentas en Kiev conocidas como Euromaidan. En 2014, el parlamento ucraniano acabó destituyendo al presidente, lo cual ha sido descrito como una Revolución en Ucrania y como un "golpe de Estado" por parte de Yanukóvich.

La escalada culminó con el antecedente más directo de la actual crisis: la anexión de Crimea, una península que forma parte de la Ucrania independizada en 1991, por parte de Rusia en 2014 y mientras el país lidiaba con la crisis política. Para justificarlo, Rusia alegó que estaba defendiendo sus intereses y los de los ciudadanos de habla rusa en Crimea, una región con fuertes lealtades hacia Rusia.

Meses después, rebeldes prorrusos se levantaron en la región del Donbás, en el este de Ucrania, y comenzó una guerra civil en la región que continúa hasta ahora y que enfrenta al gobierno ucraniano contra las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Luhansk, apoyadas por Rusia, y en febrero reconoció su independencia, ocho años después.

  • Muertes: Al menos 62,295 personas.
  • Heridos sin consecuencias de muerte: Al menos 59,244 personas.
  • Están perdidas al menos 15,000 personas.
  • Desplazadas aproximadamente 14 millones de personas.
  • Edificios destruidos: aproximadamente 140,000.

A todo esto, Denise piensa: "La guerra es negativa, no hay necesidad de sacarle la vida a ningún habitante inocente por conflictos entre dos países que pueden solucionarse a través del diálogo, sin motivo de destrucción de hogares y ciudades. Además, el sufrimiento de las familias cuando mandan a algunos de los hombres a la guerra, sin saber si los van a volver a ver, es terrible. En conclusión, la peor forma de solucionar los conflictos es la guerra y si con el diálogo no se logra lo que uno de los países reclama, se puede llegar a acuerdos con los cuales estén conformes ambas partes".

Giselle cree: "La guerra es una manifestación aterradora de la condición humana y un doloroso recordatorio de la capacidad destructiva de nuestra humanidad. Su impacto en la sociedad es severo y desastroso. La guerra mata a personas inocentes, provoca sufrimiento y falta de vivienda, destruye ciudades y socava los cimientos de la coexistencia pacífica. Crea odio, resentimiento y divisiones irreparables entre comunidades y naciones. La guerra tiene un efecto desastroso en las economías, desviando valiosos recursos a la maquinaria bélica en lugar de invertirlos en educación, salud y desarrollo humano. Las generaciones futuras tendrán que soportar la peor parte de la guerra, dejando cicatrices mentales y físicas que perdurarán por generaciones. En lugar de promover el progreso y la cooperación, la guerra crea desconfianza y perpetúa un ciclo interminable de violencia. Privilegia el poder y el control sobre la justicia y la igualdad. La guerra no resuelve los conflictos, solo los exacerba y crea nuevas semillas de animosidad.

Es importante que la humanidad se esfuerce incansablemente por resolver las diferencias a través del diálogo, la diplomacia y el entendimiento. Debemos aprender de la historia y reconocer que la guerra solo trae sufrimiento y destrucción, y que solo la paz y la cooperación pueden ayudar a construir un mundo mejor para todos".

Julieta considera: ”Las guerras claramente son una de las mayores causas de los daños ambientales existentes. Este tipo de conflicto bélico se manifiesta a través de graves dificultades para la obtención de productos agrícolas y ganaderos e incluso agua potable. Con la pérdida del suelo, los hábitats terminan por perder su estructura. Se evidencian contaminantes depositados por el armamento utilizado que, con un frecuente y abundante uso en los conflictos bélicos, afectan negativamente a las comunidades vegetales. También, a medio y largo plazo, esto genera un impacto negativo al proceso de regeneración de esos ecosistemas en un futuro.

   Basta con imaginar en nuestro hábitat una situación de esta envergadura. Los suelos contaminados sin posibilidad de tener los nutrientes suficientes dificultan la obtención de los alimentos necesarios para alimentar a los habitantes del lugar. Los acuíferos son contaminados por la polución de un ataque bélico. Además, los ríos de agua dulce son contaminados debido a que las plantas de tratamientos, fuera de servicio por falta de energía o personal que las operen, no podrían asegurar  el proceso de tratamiento del agua para su potabilización. No alcanzarían las fases naturales del recurso para poder potabilizar el agua necesaria para el consumo humano ya que el tiempo de este proceso natural sería demasiado largo para poder abastecer de agua a la sociedad.

Los aspectos ambientales alterados por una guerra derivarían en un impacto ambiental tanto inimaginable como  incalculable y fuera de control. Los residuos sólidos urbanos acumulados a falta de recolección por un sistema colapsado generan un mayor daño ambiental, sumado a los residuos patogénicos derivados de la muerte de seres vivos adicionan más contaminación del suelo, aire y agua”.

Lourdes opina: “Las guerras son algo reprochable que destruye hogares, familias y hasta ciudades enteras. Pero… ¿Qué nos dice del hombre? A mi parecer, muestra su condición humana y egoísta, que por querer llegar a un fin, los medios dejan un gran desastre a su paso.

También nos podemos cuestionar… ¿Quién tiene la culpa? ¿El soldado que acata? ¿Su superior? ¿La sociedad? ¿Sus valores? Y es aquí donde el dilema es complejo ya que el soldado dirá que solo acataba órdenes de su superior; él a su vez dirá que fue presionado por la sociedad y lo implícito en ella, agregando de que él no “tiró del gatillo” sino que fue su subordinado y así nos encontraremos con una culpa tan diluida que se escurre.

Por lo que en su discusión de encontrar al culpable, se pierde el verdadero eje de evitar que esto vuelva a ocurrir.

Pero lo peor de todo es que aún pasa, no importa si no lo vemos… La bomba cae”.

 

De Denise Bolontrade, Lourdes González, Julieta Roca y Giselle Tinta Durán.

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