Dos relatos literarios

Compartimos dos relatos realizados por la misma persona del Centro Educativo. El primero es un poema romántico en el que el narrador expresa su amor y admiración hacia una mujer. El segundo es un relato en el que el narrador justifica por qué lee libros, explicando primero su visión pesimista y negativa de la vida rutinaria.

“Sos magia” – Anónimo.

Yo no creía en la magia hasta que te vi.

Sos un regalo de las estrellas.

Sos como el sol,

iluminás todo lo que está a tu alrededor

y le das vida.

Mi corazón es tuyo,

estoy perdido en vos

y en tus ojos…

que parecen brillar como las mismas estrellas.

Pero después noté que estabas rota,

y que así entraba la luz.

Que vestías tus piezas rotas muy bellamente

y no me había dado cuenta de lo que escondías.

Porque sos la flor que aún crece después de que el bosque se incendie,

como un ángel caminando por el infierno.

Aún capaz de ver el cielo azul incluso en los días más oscuros.

Esa es tu magia.

 

“La razón de leer” –  Anónimo.

¿No les pasa que se aburren de sus vidas?

Todos los días me despierto y pienso: "Otra vez lo mismo", quejándome de que siempre sea igual. Los días se repiten una y otra vez, y yo me quedo ahí esperando alguna oportunidad que me permita cambiar esta rutina incesante.

La misma ropa, las mismas personas, los mismos lugares, las mismas palabras. Es increíble cómo en un mundo lleno de cosas interesantes y asombrosas, nosotros, los humanos, inventamos el aburrimiento.

Pero así somos, quizás al comienzo valoramos lo nuevo que llega a nuestras vidas, pero después de algunos meses es como si nada hubiera pasado. Somos unos ingratos.

Sí, yo incluida. Estoy tan agotada de lo cotidiano, espero que algo emocionante llegue pronto.

Supongo que por eso leo libros, son mi manera de escapar de la realidad. Con los libros es difícil decepcionarse porque siempre encontrarás algo más interesante que tu propia vida.

¿No es esa la razón por la que leemos? ¿Para asombrarnos con cosas que no tenemos, que no nos han sucedido o que no existen? Al menos yo, creo que sí.

 

 

Por Micaela Rodi, Micaela Gonzalez, Julia Dressl y Thiago Santoro.

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