Para esta entrevista, invitamos a la tan querida Noemí Zapata, quien se dedica a dar clases de Catequesis en el colegio Loreto. Hoy no venimos a interrogarla sobre su profesión, sino que queríamos saber más sobre su vocación. Quisimos hacerle unas preguntas para entender cómo es que decidió seguir por el camino de su corazón, dejando de lado sus estudios universitarios.
A continuación, se presentarán una serie de preguntas que fueron contestadas con mucha amabilidad por Noemí.
S: Santino (entrevistador)
N: Noemí (entrevistada)
S: ¿Qué fue lo que hizo que decidieras dedicarte a esto?
N: Surgió, no como algo pensado, sino como un llamado a un estilo de vida diferente. Tomé esa decisión porque me sentí atraída, amada y buscada por Dios. Desde ese punto, quise dar a los demás todo ese amor que recibí.
S: ¿Qué opinaba tu familia de este tema?
N: Bueno, la familia en una primera instancia costó. Creo que está dentro de lo normal, quizás por expectativas propias del marco familiar en el que vivía… Expectativas de estudio, de trabajo.
Yo dejé una carrera universitaria. Por eso digo que abandoné las expectativas de los otros, al igual que hice con las mías. Cuando me di cuenta de que mi Dios me llamaba a otra cosa, todo lo que hacía antes quedó atrás. Obviamente, no quise más que lo que Él creyera mejor para mí. Así que en ese momento dejé la carrera sin ningún tipo de problema. Terminé haciendo una más corta porque ya tenía bastante tiempo cursado. Eso me permitió tener un título y trabajar para poder mantenerme, pero mi vocación no estaba ligada a esa profesión.
En ese momento, bueno, mi familia no estuvo por completo de acuerdo. Creo que una de las cosas que más me marcó en esa instancia es que yo tuve que elegir con mucho dolor en el corazón. Pensé “si lo aceptan, está todo bien. Y si no, van a perder un miembro de la familia” (pequeña risa).
Más o menos fue ese el planteo y poco a poco fueron entendiendo el tema de la vocación. Vieron que yo seguía siendo la misma persona de siempre, que realmente estaba feliz. Yo soy feliz.
S: ¿Qué les dirías a aquellas personas que se están iniciando por este mismo camino?
N: Lo que le diría a esas personas es que trabajen mucho el discernimiento, la habilidad de distinguir lo bueno y lo malo, lo correcto e incorrecto. Para eso, yo considero que se necesita a alguien que te vaya acompañando en el camino, alguien que sea un poco más adelantado en esto, que nos ayude a veces a juzgar qué es lo que Dios va pidiendo, porque trabajar con el alma humana no es fácil. Hay muchas cuestiones que a veces creemos que son “de Dios" y bueno, eso necesita discernimiento, pensamiento, para poder descubrir cuál es el llamado del Padre para cada uno.
A aquellos que se están iniciando, les diría que busquen el discernimiento y que escuchen… Creo que eso es lo fundamental.
S: ¿Qué consejo les darías a los alumnos de hoy en día?
N: Les diría a mis alumnos que amen, amen muchísimo y se dejen amar por un amor verdadero y profundo, ese amor de Dios que es infinito y que se da a cada uno. Que se den y le den la oportunidad a Dios de entrar en sus vidas.
S: Y una última pregunta para salir un poco de este tema, ¿Hay algo que disfrutes hacer muy seguido? ¿Qué cosa? Desde juntarse con amigos, salir a caminar, quizás jugar algo...
N: Disfruto muchas cosas. Disfruto mucho de mis alumnos… El día que yo no lo haga, me tendré que ir, como digo siempre. Comparto mucho con los jóvenes, me cargan de una energía hermosa, creo que es un amor recíproco.
También disfruto estar con amigas y amigos, con mi familia, comer. Disfruto de la Coca-Cola, eso es algo que ya saben (se ríe).
Pero en especial, disfruto de mis propios momentos. Si bien me gusta estar con mucha gente, mis momentos de soledad y mis momentos con Dios son algo que llena mi corazón.
Por Juan Cruz Avellaneda; Santino Batistessa; Valentín Fontana y Franco Vinci.
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