Los organizadores del grupo misionero nos cuentan sus experiencias

Este año en la institución, retomamos la misión a Añatuya luego de dos años de pandemia, y optamos por hablar con los representantes del grupo misionero y hacerles unas preguntas.

E:  Entrevistador

L:  Luciano Barbalace

 

E: ¿Qué es el grupo misionero para vos?

 

L:  El grupo misionero es justamente un grupo en el que participan tanto estudiantes como docentes y que lo que hacemos es preparar tanto una misión solidaria, como de evangelización. Las dos a la vez no se hace una sin la otra, se llevan alimentos, se llevan juegos, se llevan plazas, pero también se lleva a Jesús, se lleva el Evangelio. Tiene que tener las dos para hacer una misión dentro del carisma del Espíritu que tiene justamente este grupo misionero. Y a mí en particular, el grupo misionero es un anhelo enorme que siempre tuve, desde que surgió. No sabría explicar porque siento tanto apego por él, pero desde el día 1 en que surgió y que yo ya no estaba en el colegio como estudiante, que siempre quise participar y bueno, gracias a Dios hoy puedo desde otro lugar, desde el lugar de docente  y es esto es un lugar dónde encuentro a Jesús en su máxima expresión, a la Iglesia en su máxima expresión. Sí, creo que es uno de los lugares donde mejor me siento y donde me doy cuenta que por ser yo en todo sentido.

 Y qué puedo dejarme llevar por lo que Jesús quiera. Pero al mismo tiempo puedo poner muchas de las que reconozco son mis habilidades ahí y. Y es un lugar que me hace sentir muy feliz.

 

E:¿Qué cosas cambiaron en tu vida desde que participaste en el grupo misionero?

L:  Desde que participo del grupo, de lo práctico tengo menos tiempo, pero es un tiempo que me da gusto entregar aunque reconozco que hay días que terminó bastante cansado. Como le decía a Silvina el otro día, se que cuando unos esta misionando, en concreto yendo a Añatuya o al Campito, o donde esté yendo todo ese cansancio se retribuye y vuelve como una felicidad profunda y eso es lo que creo que cambia el grupo misionero. Me reconozco una mejor persona cuando misionó y en eso me ayuda el grupo misionero, a darme cuenta que todo lo que puedo hacer vale la pena y eso me da una plenitud enorme.

 

E: ¿Qué actividades fueron las que más te gustaron realizar en el grupo misionero?

L:  De las actividades que me gustan más, de las que más disfruto, es ver a los estudiantes en misión ya sea cortando cartones para un bingo o en el mismo bingo o llevando a upa a un nene de Añatuya o jugando con los chicos.

 En cuanto lo que hago yo, lo que más me ayuda y disfruto es salir de mí mismo como romper con la vergüenza, como cantar y bailar en frente de nenes que apenas conocemos hace minutos, charlar y escuchar a los estudiantes; un montón de cosas disfruto hacer, las payasadas que en su momento hicimos con Guido y que vamos a hacer este año con Cele y demás. Todas esas cosas disfruto, el estar y compartir momentos con otros con total libertad eso es algo que disfruto muchísimo

 

E: ¿Cuál fue tu experiencia en Añatuya?

L:  Yo fui a Añatuya una sola vez, que fue la última misión que pudimos hacer previo a la pandemia y la verdad que yo disfruté desde el minuto cero, desde que me senté en el micro hasta que volvimos a Buenos Aires.

 Y fue increíble, un poco de lo que venía contando antes, salir de uno mismo, hacer cosas que no sabía hacer, yo no sabía hacer una mezcla de cemento. De hecho, al día de hoy ya me olvidé, así que tengo que aprender de nuevo.

 Fue increíble, ver a los chicos en un entorno en el que uno no está acostumbrado. Verlos haciendo cosas, que uno se imagina que pueden hacer, pero un montón de otras no. He visto a estudiantes en clase hacían cualquier cosa y después armaban plazas o se prestaban a tener un momento de reflexión, cosa que en mi vida se me hubiese ocurrido que podía pasar. Realmente ví el Espíritu Santo recorrer en cada uno de los estudiantes y a los adultos responsables que íbamos también, la realidad es que es una experiencia que la quiero repetir todo el tiempo, y deseaba que se pudiera hacer de nuevo porque estuvimos muchísimo tiempo sin poder hacerla.

 

E: ¿Qué es lo que más te gustó de la experiencia?

L:  Me gustó todo pero si tengo que quedarme con una cosa, una es ver a los estudiantes en otro contexto, en otro lugar, saliendo de su espacio de confort, de sus casas, del colegio, de lo que conocen y verlos pintar un colegio, pintar una plaza, armar una plaza, mover cosas; todos en la misma sintonía, todos tirando para el mismo lado, jugando al fútbol con los chicos. Teniendo diálogos con los pibes de Santiago como si los conocieran de toda la vida, molestándose, como si fuesen los propios amigos y eso me pareció increíble porque uno puede tener una mirada muy prejuiciosa del estudiante promedio de colegios privados; y lo que vi allá, fue gente necesitada de otra gente, pero no solamente ellos de nosotros sino también nosotros de ellos. Y como en algunos momentos se veía clarísimo y no te dabas cuenta cual era del Loreto y cual era de Santiago porque en el juego, en el fútbol el estar jugando con los chicos. Si no los conocías no te dabas cuenta cual era cual y eso me pareció fantástico y creo que es una de las experiencias que más me marcan de la misión y estoy seguro que eso lo voy a volver a vivir cuando vayamos este año.

 

E: ¿Qué es lo que menos te gustó de la experiencia?

L:  No hubo muchas cosas que no me hayan gustado, hubo algunos comentarios que mucho no me gustaron, muy pocos estudiantes o algunas situaciones de enojos entre ellos, pero uno nunca se puede pretender que salga todo perfecto o que no haya “roces” entre personas con opiniones distintas.

 

E: En tu opinión, ¿Cambiaron las cosas desde que Guido Bozola no está más en el grupo misionero?

L: Desde que Guido no está es diferente, él le daba su propia impronta, tenía su estilo, sus tiempos y además tiene mucha más experiencia. Con Cele estamos en constante contacto con Guido igualmente, cumple la función de consejero. Además, de mi amigo, es y fue mi guía.

 Claro que muchas cosas cambiaron, ya que no hacemos las cosas mal, sino que somos personas diferentes con diferentes formas; Quien sea que lleve adelante al grupo es una certeza que tenemos a Dios al lado y es el que va a hacer que el grupo siga adelante.

 

E:¿Qué cosas pasaron en el grupo misionero en la pandemia? Contanos una anécdota

L:  Durante la pandemia fue complejo el tema de reunir a los estudiantes, las reuniones fueron por zoom claramente, sobre todo en 2020. Hicimos algunas actividades, una de ellas fue con una mujer extranjera que nos contaba una misión, habían muchos estudiantes, algunos de otros colegios. Estuvo bueno porque escuchamos a una misionera de otro lugar; Estamos en la misma sintonía pero en diferentes lugares.

 Otra actividad que hicimos fue juntar fondos para el campito, que una parte de eso fue para añatuya.

 El año pasado pudimos mandar en el día del niño golosinas a los chicos del campito, pero no pudimos ir por la pandemia.

 

E: ¿Qué le dirías a los que todavía no viajaron a Añatuya y están viviendo la experiencia de participar en el grupo?

L:  Primero que sean pacientes, en estos días me preguntaban algunos por el viaje, quiénes van o no, qué hay que hacer para ir, etc. La verdad es que es un viaje único, hay que ser pacientes, tener en cuenta que no es solo una misión solidaria, no es solo ir a dar cosas y sacarse fotos con los nenes. Obviamente es una misión solidaria pero hay que enfocarnos en que es una misión de evangelización, hay que llevar “algo” pero también el evangelio. No se busca gente que tenga “la fe” sino que vayan estudiantes con distintos dones, con distintas capacidades.Hay que enfocarnos en que no es una ONG, es un grupo de evangelización.

 

E: ¿Hace cuánto participas en el grupo? ¿Tenés alguna anécdota graciosa?

L:  Del grupo participo desde 2019, mediados; Silvina me invitó a viajar a Santiago, participé en unas reuniones antes del viaje y de ahí en adelante empecé a participar en la mayoría de las reuniones. Todo 2020 y 2021 fue por zoom, y este año por suerte las reuniones son presenciales.

 Respecto a anécdotas graciosas tengo que pensar, pero una de ellas fue en el micro a la vuelta, me indigesté, ahora es graciosa pero en ese momento la pase muy mal. La última tarde allá almorzando comí un montón y entre el calor, los juegos, el movimiento del micro y más, la terminé pasando muy mal. Volví blanco, frío, no por el frío del clima sino porque yo estaba pálido, ahora es gracioso.

 Otra cosa que me pasó fue que allá, la poca vergüenza que tiene uno la pierde ahí en los juegos. En uno que se llama “el pollo”, un nene propone algo que no entraba en la canción y tuve que hacer lo imposible para que entre en la canción y él se sienta parte. No sé cómo hice pero lo metí y quedó bien, los misioneros se reían porque no tenía nada que ver lo que había dicho, fue un invento.

 Hay muchas cosas, como que en el micro entramos y la música estaba medio baja y la subí, entra Silvina y dice: “Chicos bajen la música”, los botones de los chicos de sexto dijeron que había sido yo.

 Pero nada, la pasamos muy bien, la relación con ese sexto fue increíble, prácticamente los conocí en la misión y el otro tercio en Santiago.

 

 Ahora pasaremos con la entrevista a Celeste Avaca:

C:  Celeste Avaca

 

E: ¿Qué es el grupo misionero para vos?

C:  Para mí, el grupo misionero es un lugar re divertido donde te encontrás con otros pero también con vos mismo.

 

E: ¿Qué cosas cambiaron en tu vida desde que participás en el grupo misionero?

C:  Muchísimas cosas, pero puntualmente fui soltando cada vez  más gracias al grupo y eso me hizo cambiar mucho mi forma de ser (yo antes era muy tímida), y fue un cambio súper lindo.

 

E: ¿Qué actividad te gusta más realizar en el grupo misionero?

C:  Me encanta cuando preparamos las catequesis para hacer en la misión y practicamos los juegos para la animación.

 

E:  ¿Cuál fue tu experiencia en añatuya?

C:  Para mí, Añatuya fue un antes y un después, es una experiencia hermosa que me marcó y me hizo darme cuenta que misionar es de lo que más me gusta hacer.

 

E: ¿Qué es lo que más te gustó de la experiencia?

C:  Esa sensación que casi todos describen de que uno es el que da pero termina recibiendo mucho más.

 

E: ¿Qué es lo que menos te gustó de la experiencia?

C:  El frío que hace a la mañana (ríe).

 

E: En tu opinión, cambiaron las cosas desde que Guido no está más en el grupo?

C:  Yo creo que no, aunque se lo extraña un montón.

 

E: ¿Qué cosas pasaron en el grupo misionero en la pandemia?

C:  Fue todo un desafío seguir el grupo en contexto pandemia, pero pudimos encontrar otra forma de vivir los encuentros y estuvo buena la experiencia.

 

E: ¿Qué le dirías a los que todavía no viajaron a Añatuya y están viviendo la experiencia de participar en el grupo?

C:  Que se sigan animando a participar porque es algo único lo que se vive allá.

 

E: ¿Hace cuánto estás en el grupo? ¿Tenés alguna anécdota graciosa? Contála

C:  Yo empecé a participar del grupo cuando estaba en 4° año, en 2017. No sé si cuenta como anécdota graciosa pero el primer recuerdo que tengo de la primera reunión que participé es ver a Guido bailando "el pollo" y fue genial.

 

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