Entrevista a Fabiana Colucci

En esta ocasión, decidimos hablar con Fabiana para conocer más sobre la profesión de partera y obstetra.

                                                                                   Entrevista a Fabiana Colucci

                                                                                   Trayendo vidas al mundo

                                         Por Louzan Antia, Iturri Maite, Gonzales Llorca Morena y Pasilio Candela

En esta oportunidad estamos entrevistando a la licenciada en obstetricia y partera, Fabiana Colucci. Ella trabaja en el Hospital Municipal Doctor Diego Thompson, en San Martín,  y en una clínica en Mataderos. Vive en Martín Coronado, Partido de 3 de Febrero. Fabiana nos va a contar un poco sobre las dificultades de su profesión, estadísticas de embarazo, entre otras cosas.

 

E: Entrevistadora/s

F: Fabiana Colucci

 

 

E⎯¿Cómo te diste cuenta que querías ser obstetra? 

 

F⎯A mí siempre me gustó todo lo que estaba relacionado con la medicina, en el momento en que me anoté para la carrera tenía que dar un examen de ingreso que era escrito y oral donde te daban una puntuación. Como éramos un montón, estaban los que aprobaban e ingresaban, y los que aprobaban y no ingresaban porque no había cupo. 

Entonces, cuando me preparé para dar el examen de medicina y comencé a leer la guía del estudiante, me llamó la atención todo lo que era referente a la obstetricia. En ese momento la carrera era más corta comparada con la de ahora. Entonces, en vez de entrar para medicina, decidí dar el examen para esa carrera. Hoy en día dura 5 años con licenciatura y tenés posgrado y doctorado, de los cuales yo hice hasta el posgrado. Pero es una carrera en la que no somos médicos, somos licenciados en obstetricia y nuestro trabajo es totalmente independiente a la tarea médica ya que solamente estamos para acompañar y ayudar a la mujer en toda su edad reproductiva; desde que menstrua hasta la menopausia. Estamos habilitadas con matrícula nacional provincial de acuerdo a la provincia en la que ejerzas. En mi caso yo lo hago en la provincia de Buenos Aires. 

 

E⎯¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión? 

 

F⎯Lo que más me gusta, la verdad, es todo. Lo podés dividir en la parte hospitalaria, que estás en el sector de emergencias, y ahí hay mucha adrenalina porque es atención de parto, patologías y todo lo que tenga que ver con las emergencias y las urgencias en sí, donde no tenés una relación muy estrecha con la paciente, porque generalmente, la conocés en el momento y tratás de resolver lo inminente que se presenta. Después, tenes la parte de atención primaria que me gusta mucho, la cual ejerzo hace casi 20 años, donde uno hace educación, prevención, y control prenatal; y ahí tenés un diálogo y una relación más estrecha con los pacientes porque concurren a tu consultorio y por lo general empiezan buscando un anticonceptivo cuando son adolescentes y después se controlan su embarazo. A veces te vienen a consultar por su niño o por la lactancia. Es una relación que dura a lo largo de muchos años, y me parece una tarea muy linda porque tratás todas las problemáticas desde las relaciones sexuales, violencia de género, nutrición, la lactancia, la crianza y la educación. 

 

E⎯Contanos alguna experiencia de tu trabajo.

 

F⎯Como experiencia te puedo contar un montón. Hace 30 años que ejerzo, pero bueno, las mejores experiencias siempre pasan en un parto; el día que no me emocione y no me dé alegría traer una vida a este mundo, creo que me retiro. Cada paciente es un mundo, y las experiencias son muy dispersas. Tenés desde la paciente que se te sienta en el consultorio llorando con el test de embarazo positivo y te dice ‘no lo quiero tener’ y uno tiene que abordar distintas temáticas para tener que asegurarle que es su decisión y que no se sienta presionada por otras personas o la situación en la que está viviendo. 

Es muy difícil abordar ese tema porque la decisión se le hace muy compleja porque no sabe si lo quiere tener, porque no quiere ser mamá, o por todas las situaciones adversas que tiene alrededor; ya sea porque no tienen dónde vivir o la relación que tienen con los padres, y muchas situaciones más. Después, también, tenés las mujeres que vienen a consultar porque no pueden tener a su bebé por algún problema físico; entonces tenés que involucrarte en buscarle los mejores tratamientos y de acercarla a los mejores centros para que pueda tener las consultas prenatales como para poder llegar a un embarazo. Cuando lo logran es una alegría terrible. También tenés a pacientes que han tenido a sus hijos en la casa, y que han venido con él bebe en brazos, sin saber que estaban embarazadas como, por ejemplo, pacientes que han tenido mellizos sin saber que estaban embarazadas de mellizos. Hay todo tipo de experiencias, tanto buenas como malas. 

La última experiencia fue muy reciente. Sucedió que, se acercó a mí, una paciente llamada Nima, que venía del Congo. Esta mujer había escapado junto con su pareja del Congo en busca de una mejor situación y calidad de vida. Pasaron por varios países como Italia, Francia, Colombia y Perú, donde tomaron trenes, micros, colectivos, caminaron y antes de la pandemia llegaron finalmente a la Argentina. Nima prácticamente no hablaba Castellano, era muy difícil entenderla, porque hablaba un francés muy cerrado, pero el marido de ella sí hablaba un poco español. En el primer momento que nos vimos, en el consultorio fue algo muy contradictorio por el tema de nuestros diferentes idiomas. Ella estaba embarazada y yo entendí que no quería tener a su bebé. En un momento dado, yo me puse a explicarle todo el protocolo para que acceda a una interrupción voluntaria del embarazo y ella se pone a llorar, tratando de explicarme su situación. Nima había perdido siete embarazos, ella quería tener ese bebé, no abortarlo; pero bueno, fue complicado entendernos. Además, estábamos en el medio de la pandemia, ósea que los contactos eran bastante alejados, usábamos barbijos, máscaras, y todo esto dificultaba la interacción con Nima, porque no podíamos llegar a gesticular o modular para llegar al entendimiento, pero bueno, en un momento llegamos a entender que el problema de Nima era que perdía sus embarazos. Con mi grupo de trabajo, que son dos médicas obstetras, la doctora Echeverri y la doctora Carmino, hicimos la presentación con Nima y decidieron tratarla como una paciente con una patología que se trata con Heparina, una medicación que es muy cara. La ampolla de Heparina tiene un valor de $10.000 aproximadamente, para una paciente refugiada era complicado de conseguir, y más en medio de la pandemia. 

Nos pusimos a Nima al hombro y con mi equipo de trabajo buscamos la manera de conseguir ayuda a través de los visitadores médicos, los cuales no estaban viniendo al hospital pero teníamos los contactos telefónicos. Hasta que finalmente le conseguimos el tratamiento a Nima. Para que te des una idea, se tenía que aplicar una inyección de Heparina por día durante los nueve meses de embarazo, así que sacá la cuenta de la cantidad de dinero que invirtió el laboratorio en Nima, el cual nos otorgó toda la medicación para que ella pudiera llevar su embarazo adelante.

Tratamos de que el embarazo sea lo más largo posible, ya que en el embarazo se empieza la terminación entre las 36 y las 41 semanas; pero obviamente que mientras más cerca de las 40 semanas esté, mejor pronóstico tendrán los recién nacidos, porque desarrollan mejor sus órganos. Nima llegó a la semana 37 porque ya no daba más y en este caso le venían dando alterados unos estudios, entonces teníamos miedo de que el bebé falleciera dentro de la panza por el tipo de patología que ella tenía. Se decidió hacerle la cesárea en la semana número 37. 

Elegir la cesárea no fue una elección al azar no se le permitió a Nima un parto natural porque cuando son mujeres a las que se las llama “abortadoras habituales” se trata de preservar al bebé, para que nazca de la forma menos traumática posible porque a veces, en el parto natural, los bebés se estresan y pueden tener complicaciones como dificultades respiratorias, entre otras.  No es lo que sucede habitualmente pero en los casos especiales, como el de Nima, donde quizás era su única oportunidad de ser mamá, se decidió hacer una cesárea. Fue acertada esta elección porque además Nima presentó dos quistes en los ovarios. En la cesárea no solo nació Walter, sino que hubo que sacarle los ovarios por causa de estos dos quistes, que en el momento parecían benignos pero que luego la biopsia arrojó que estaba teniendo un cáncer incipiente de ovarios, con lo cual pudimos sacarlos a tiempo y no tuvo ninguna consecuencia letal para ella. 

Así que bueno, esa fue la experiencia más linda de la pandemia, donde nació Walter, el único hijo de Nima, por lo menos biológico; y en este país ella logró lo que no había logrado en el resto del mundo.

 

E⎯¿Te resulta difícil alguna de las tareas que realizás?

 

F⎯Difícil no me resulta ninguna, cada tarea que uno hace, es diferente, sí, no te dejás estresarte hasta que vos ves que todo salió como lo planeado y dejás de lado esa adrenalina que  a uno lo acompaña en el proceso, ya que en nuestra profesión está la responsabilidad de la salud de la mamá y del bebé, debido a que tenemos en nuestras manos que ambos dos salgan lo mejor posible; en los embarazos fisiológicos, está ese 10% donde quizás las cosas no salgan como se las planea, porque muchas veces se complica. Lo que sí quizás es difícil, y capaz a esto sume mi edad, es trabajar tantas horas con la pandemia, dormir mal, es una de las cosas que cualquier doctor me podría entender.

 

E⎯¿Sentís al día de hoy que las mujeres se embarazan más jóvenes que antes? ¿A qué crees que se debe?

 

F⎯Si nos remitimos a las estadísticas, muestran que el inicio de relaciones sexuales, hoy en día, está marcado entre los 13 y los 14 años. Obviamente, tenemos un alto porcentaje de embarazos adolescentes. 

No es porque lo hacen, sino es que muchas veces hay una gran mayoría de la población que no accede a la educación sexual, entonces eso lo complica porque cuando no tenés acceso a encontrar los métodos anticonceptivos adecuados, Obviamente, se producen los embarazos no deseados. Generalmente, la población que yo manejo, tiene o tuvo embarazos entre los 15 y los 25 años. Sería como la edad normal de pacientes; en el ámbito privado, uno ve quizás embarazos de mujeres más grandes. Pero las estadísticas de la Asociación de Ginecología y de Obstetricia marcan una gran tendencia de embarazo adolescente.

 

E⎯¿Cómo contienen a las madres/familias cuando el embarazo no llega a término?

 

F⎯Cuando el embarazo no llega a término o cuando llega y el niño nace muerto es una situación muy traumática para la mujer tanto como cuando pierde un embarazo deseado, que puede ser de dos o tres meses o cuando se pierden muchos embarazos por enfermedades. Como te contaba el caso de Nima, que los perdía por su trombofilia. 

Hay un protocolo a seguir, no es que uno lo hace de buena onda o de buena persona para ayudar a la mamá, sino que se le brinda una contención psicológica y profesional a la mujer en base al duelo que tenga que hacer. Lo primero que uno hace es explicarle a la mamá el motivo por el cual se perdió ese embarazo, eso es un puntapié inicial para que pueda hacer su duelo y que sepa por qué le pasaron esas cosas a su bebé. En el caso de que sean bebés de término o bebés grandes que llegaron a término y fallecieron en la panza, es muy importante que se le ofrezca a la madre ver a su hijo/a porque es la única manera que tiene de procesar lo que le pasó. Muchas veces me pasó que, madres que no veían a sus bebés creían en su fantasía que tenían al nene y se lo sacaron, o que se lo robaron, o que no es de ella, ya que es muy difícil asimilar y aceptar la situación de que él/ella no va a llegar, que no logró llegar. 

Nosotras como personal de salud, cuando estamos en contacto con las madres, lo primero que tenemos que hacer, más allá de la contención que uno le brinda, es que entienda lo que le pasó de una manera profesional. Después el proceso sigue con un tratamiento psicológico: Viene la psicóloga o la trabajadora social y volvemos a explicarle los motivos por los cuales se perdió el embarazo. Además, ver si hay un posible embarazo próximo, o si después de esa pérdida no va a poder volver a quedar embarazada. Explicarles esto a las pacientes es una tarea bastante desagradable de realizar, por suerte no pasa en la mayoría de las veces. Es todo un equipo en el que trabaja la neonatóloga, la pediatra, la psicóloga y la trabajadora social. 

Este duelo por el cual pasa la mamá se llama neonatal o prenatal, de acuerdo a si nació o no el bebé, y es muy complicado pero bueno, intentaremos que en caso de que suceda, poner a la madre en una habitación para ella sola con su familia intentando que no comparta con otra persona la habitación para que todo esto no se le haga más difícil.

Fabiana, con su equipo de trabajo, junto a Nima y su hijo Walter.


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