El grupo misionero en tiempos difíciles

Somos conscientes de que la pandemia continúa y que no es la misma realidad que en los años anteriores. Por eso en este artículo vamos a hablar acerca de cómo funcionó Loreto Solidario durante la cuarentena vivida el año pasado. Sobre todo, nos centraremos en la misión Añatuya.

 

Si bien hasta el año 2019 el grupo misionero pudo realizar el viaje, donde se llevaron  a cabo distintas actividades para poder ayudar a las personas de Añatuya, el año pasado esto no fue posible. Sin embargo, existieron diferentes maneras de ayudar, ya sea mediante donaciones u otros medios.

En este artículo le daremos inicio a la sección de “Loreto solidario” del año 2021, entrevistando al profesor Guido Bozzola, quien nos contará cómo fue el desarrollo y la organización de actividades en el Grupo Misionero en el año 2020. 

Nos imaginamos que muchas personas, al igual que nosotros, han tenido intriga y ganas de saber cuáles fueron las novedades, proyectos y objetivos que se propusieron en nuestra institución para poder continuar ayudando desde nuestro lugar. La finalidad de este artículo es poder informar acerca del funcionamiento del grupo misionero Para eso tenemos toda la información exclusiva brindada por uno de sus coordinadores y organizadores, Guido Bozzola, a quien hemos entrevistado.

 


Foto del grupo misionero del año 2020.

 

Como es de público conocimiento, el año anterior fue un año muy difícil y complicado  en el que todos debimos hacer un gran esfuerzo y adaptarnos a nuevas medidas y modalidades. Los encuentros físicos de los grupos parroquiales y misioneros debieron ser cancelados, por lo que se buscaron nuevas formas de llevar a cabo la difusión de la palabra. Guido nos explica que la palabra no es sólo lo que se habla y expresa, sino también aquello que da vida, que transforma, y, sobre todo, aquellos hechos que provocamos nosotros y los demás.

El Grupo Misionero de nuestra institución busca transmitir la palabra a través del obrar, intenta llevarla a nuevos lugares para que más gente la conozca y además es fundamental para ellos ayudar a otros desde la posición en la que están. Podríamos decir que la palabra se transmite de forma relacional, lo que nos lleva a pensar que con la modalidad virtual del 2020 la transmisión tuvo un nivel distinto de dificultad. Pero esto no fue ningún tipo de impedimento para Guido y “Lucho” (coordinadores del grupo), quienes rápidamente buscaron la forma de seguir con los encuentros del grupo adaptándose  e innovando. “Fue importante no perder el vínculo, lo físico y lo relacional del grupo” nos comentaba Guido. La solución fue la tan conocida y famosa plataforma “Zoom”, en la que los encuentros se realizaban por videollamada grupal cada 15 días para organizar distintas actividades. Desde lecturas del evangelio, pensar ideas para la recolección de donaciones, hasta se logró hacer encuentros con gente del grupo misionero de la parroquia de San Felipe Neri. Otro evento interesante fue  una charla en la que se encontraron con una misionera que se hallaba en Yugoslavia y les contaba su experiencia.

Algo que Guido resalta como negativo, es que en el transcurso de los meses la cantidad de personas que se unían al “Zoom” fue disminuyendo. Él explica que esto se debió a que ya se daba por hecho que el viaje a Añatuya, que se realiza anualmente, no iba a ser posible por la situación actual que se vivía debido a la pandemia. Muchos alumnos interpretan el viaje como el objetivo principal del grupo (y no lo decimos para juzgarlos negativamente), lo cual es entendible cuando aún no han vivido la experiencia de participar del mismo. Pero luego, la mayoría de los estudiantes (incluso aquellos que tenían esa creencia)  afirman que cuando transitan un tiempo en el grupo logran darse cuenta de que la finalidad y lo principal es mucho más que el viaje. La alegría y el sentimiento que se obtiene por ayudar, dicen, también surge de otras ocasiones y tipos de proyectos, y es igual de asombroso. La cuestión destacable de esto es que los integrantes que permanecieron y siguieron participando reforzaron de manera muy notoria las ganas de querer ayudar a otros, “Lo podemos ver en las reuniones del año anterior y este, el viaje pasó a un segundo plano” nos contaba Guido. Se encontraron múltiples maneras de colaborar, una de ellas  fue a través de la recolección de dinero mediante la plataforma de “Mercado Pago”. Cuando llegó la noticia al grupo de que el comedor Libarona (Añatuya) necesitaba un horno y una garrafa, los participantes se pusieron en campaña y lograron recolectar alrededor de $6000. “El tema no es estar en un lugar físico, la pandemia, o intentar mostrar a Cristo, sino la disponibilidad y las ganas de cada uno de ayudar de corazón” afirma Guido.

Se estima que este año tampoco se podrá viajar, lo cual es una lástima ya que este proyecto es algo muy enriquecedor y una ayuda doble, tanto para las persona de Añatuya, como para los misioneros, con la experiencia que se lleva cada uno. “El primer misionado es el mismo misionero, les cambia la cabeza (su forma de pensar y ver las cosas) y el corazón”. Con estas palabras de Guido, le damos fin al artículo.

Escribir comentario

Comentarios: 0