Una voz silenciosa: Julieta Vargas

Julieta Vargas, alumna ejemplar de nuestra institución, nos cuenta cómo se interesó y aprendió sobre el mundo de la música. Los invitamos a leer la entrevista que le hicimos.
- ¿Qué te hizo comenzar a aprender a tocar el piano?
- Sinceramente no sé a ciencia cierta qué fue lo que me motivó a aprender piano. [...] Sin embargo, sospecho que tiene mucho que ver con la curiosidad que me moviliza. Toda mi vida estuvo fuertemente marcada por el hacerme preguntas que después derivan en una inevitable investigación de aquello que haya llamado mi atención.
Un evento que recuerdo que creo que incentivó un poco el querer aprender, sucedió cuando estaba en cuarto grado de primaria. En ese tiempo ya vivía en Sarandí, pero iba al Úrsula, una escuela en Capital. Ahí teníamos música en un salón que tenía un piano, siempre lo había mirado con cariño, pero nunca me atrevía a tocarlo.
Un día el profesor nos preguntó si alguno sabía tocar y mis compañeros dijeron que yo sabía, para seguirles la corriente me paré, bajé de las gradas y sin pensar mucho me senté en el piano. No tengo mucha idea de cómo, pero desde la nota en que cayó mi dedo pulgar de la mano derecha empecé a tocar ‘Estrellita ¿Dónde estás?’ por inercia y el profesor me sonrió…notó que en realidad no sabía tocar por lo rudimentario de la melodía.
Internamente me sentía muy feliz de haber podido tocar, debía haber una explicación que permitiese comprender por qué sonaba bien la canción que toqué si había tomado una nota al azar.
- ¿Cuándo comenzaste a tocar el piano?
- Formalmente recién a los 14 años, empecé a tomar clases con una profesora -eso hasta hace dos años, ahí cambié a otro profe, y actualmente con la cuarentena no estoy tomando clases-. Sin embargo, desde los diez tenía un tecladito con el que me gustaba tocar de manera autodidacta.
- ¿Cuáles son las canciones que aprendiste a tocar?
- Algunas a las que guardo gran aprecio son el Nocturno Op. 9 número 1 y 2 de Chopin, El Cascanueces de Tchaikovsky, el Canon en Re de Pachelbel, La niña de los cabellos de lino y el Rêverie de Debussy.
- ¿Qué estilo de piano te gusta más, el clásico o el moderno? ¿Qué te llama la atención?
- En cuanto a estilos en general lo que más me gusta es lo clásico, sobre todo las obras del romanticismo. Es hermoso poder estudiar los efectos e interrelaciones de los recursos aplicados en la composición.
- ¿Quiénes son tus pianistas favoritos?
- Pianistas vivos Daniel Barenboim y Marta Argerich [...] Compositores y pianistas difuntos Debussy, Tchaikovsky, Chopin, Liszt y Schumann.
- ¿Qué otros instrumentos sabés tocar además del piano? ¿Qué otros te gustaría aprender a tocar?
- Además del piano, disfruto tocar la guitarra. Un pendiente que tengo es tocar el violín, lo compré hace unos años, pero por una cuestión de tiempos no he podido aprender.
- ¿Crees que tocar el piano es para cualquiera, o se necesita talento acompañado de la práctica?
- En cierto modo es indispensable tener en claro que cualquiera que se proponga aprender a tocar puede hacerlo, se necesita práctica, paciencia, perseverancia y entusiasmo. Sin embargo, a mi criterio hay también dones que Dios nos confía para que los podamos hacer crecer y fructificar, no digo que quiera que aspiremos a la fama o al inconformismo buscando la perfección, sino que lo podamos poner al servicio de los demás de algún modo y ofrecérselo. Igual hoy en día la perspectiva que se tiene de la palabra talento a veces es un poco equivocada, sobre todo porque se suele hacer alusión al ‘éxito terreno’ o al ‘reconocimiento’. A mi punto de vista la cosa no va por ahí, tampoco en tocar envanecidos o queriendo un halago…eso lleva a que se convierta en un vicio o amor desordenado.
- ¿Qué tan lejos, en tu opinión, puede llegar alguien que aprende a tocar de manera autodidacta?
- Depende de lo que se proponga, si aspira a tocar en lo personal con familia, amigos o conocidos, es maravilloso y muy práctico que pueda aprender por su cuenta. Otro factor a tener en cuenta es que hay cuestiones de técnica que solo los profesores pueden corregir y ayudar a mejorar, sobre todo cuando se toca por partituras.
- ¿Creaste alguna melodía? ¿En qué te hace pensar la melodía que hiciste, a algún paisaje, algún recuerdo?
- Últimamente compuse unas cuantas melodías, sobre todo canciones en las que trato de expresar al Señor lo que siento, a modo de breve oración. Esa se llama ‘Desierto interior’, la hice durante la cuaresma de este año. Sobre paisajes sí, quizás algún lugar árido, alejado de los tumultos. Como recuerdos unos cuantos, siempre que la toco suscita un momento distinto de la vida, por ejemplo, la peregrinación a Luján, en la cual pude comprender mucho sobre el pasado y sobre los fines de la existencia. En mi caso personal puedo decirles que no puedo ser más feliz, antes tocar el piano era una actividad vacía de sentido, tal vez solo un pasatiempo. Ahora, en cambio, me llena de alegría poder hacerlo como ofrenda a Aquel que nos ama infinitamente.
Video de Julieta Vargas tocando la melodía que compuso llamada “Desierto Interior”.

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