Quino, prócer de la historieta latinoamericana

Joaquín Salvador Lavado Tejón o, como se dio a conocer al mundo, “Quino”, dejó este mundo a los ochenta y ocho años, el 30 de septiembre del corriente año solo un día después de conmemorarse el quincuagésimo sexto aniversario de la primera publicación de Mafalda.
En la mañana de dicho día, la noticia silenció al país. La estatua que tienen Mafalda y sus amigos en el barrio porteño de San Telmo (Chile y Defensa) se llenó de flores que dejaban fanáticos de todos los colores políticos, todos los niveles sociales y de todas las religiones. Creo que ahí esta la magia de Mafalda, la única opinión sin color, literalmente. Mafalda hablaba como persona y no como robot programado para hablar bien de x o hablar bien de y. Como el mismo dice en su auto biografía: “Hablando se arriesga uno a decir cosas equivocadas sobre el bien y el mal”.
Muchos artistas utilizan sus personajes para brindar su opinión sobre las cosas, pero Quino era una de las pocas excepciones, siempre estuvo abierto a escuchar y a hablar. Un claro ejemplo es cuando, durante la apertura de la Feria del Libro de Buenos Aires que rendía tributo a la Historieta Argentina, se acercó a un famoso historietista infantil (conocido por plagiar trabajos de otros historietistas) y le dijo “¡No tenes vergüenza pibe!” frente a todos los asistentes. Todos los artistas y espectadores quedaron congelados, esa fue la única vez que alguien se lo dijo y nunca mas plagió los trabajos de Lavado.
El abrir las fronteras de lo que conocía Mafalda, hablando de temas como la Guerra de Vietnam, y su distintiva perspectiva de las cosas permitió que esta historieta sea traducida a más de treinta idiomas.
El hecho de que Mafalda se agotara en muchas tiendas, y que Quino volviera a las conversaciones demuestra que una voz que no tiene miedo a hablar puede atravesar generaciones.

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