Libros que no se pueden pasar por alto II

Los integrantes de la sección literaria continúan la serie de recomendaciones con “La sombra del viento” de Carlos Ruíz Zafón.
“La sombra del viento” de Carlos Ruíz Zafón, encabeza la tetralogía de “El cementerio de los libros olvidados”. El novelista, que lamentablemente falleció el 17 de Junio de este mismo año, es el segundo escritor español más leído de la historia, sólo detrás de Cervantes.
Ambientada en Barcelona durante la posguerra, es decir, en tiempos del franquismo, la novela narra la historia de un joven Daniel Sempere a quien su padre lleva a descubrir una gran biblioteca de libros olvidados por el mundo, dándole la posibilidad de elegir uno de ellos. Entre todos, escoge “La sombra del viento”. A partir de esto, Daniel va descubriendo el misterio detrás de su escritor, Julián Carax, mientras se enfrenta a las turbulencias de la adolescencia: El amor, la relación con su padre, las almas pérdidas de una Barcelona que no puede olvidar su pasado ni soportar su presente, y un hombre peligroso que también está interesado en Carax, entre otras cosas…
Lamentablemente, en esta ocasión no podemos incluir un link de lectura. Por suerte, no es un libro difícil de encontrar, y también existe en formato e-book, pero para compensar este hecho decidimos incluir en este artículo un poema de Ángel González, poeta español de la década del 50’, “hijo” de la posguerra en que se ambienta la novela que recomendamos. A continuación, lo transcribimos: 

 “Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...”

Para que yo me llame Ángel González - Áspero mundo (1956) 

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