Experiencias en Añatuya 2019

La misión a Añatuya es un proyecto muy importante dentro de nuestra institución por eso en esta nota te contaremos la experiencia de diferentes alumnos y ex alumnos de la escuela, y así poder invitar a todos los que estén interesados o quieran participar a unirse a esta hermosa misión.

La misión de Añatuya es, según muchos ex y actuales integrantes del grupo misionero, la más gratificante de todas. El proyecto consiste en poder ayudar a chicos provenientes de la provincia de Santiago del Estero que no tuvieron las mismas oportunidades que muchos de nosotros. A continuación, compartiremos el testimonio de Serena Dorado, alumna de Sexto Año B: “Mi experiencia fue bastante linda ya que fue mi primera vez que viaje, disfrute todo, desde la subida al micro hasta bajar en la parroquia, y cada uno de los momentos, llegué feliz, y cambió algo mío. La verdad es que sabía un poco de la idea que se realiza en esa semana. Fue una experiencia preciosa, darles a los niños unos abrazos y pasar tiempo con ellos y la verdad es que para ellos que estemos un ratito jugando, les cambia la vida, la situación de allá es totalmente diferente a la de acá. Nosotros acá estamos acostumbrados a tener un montón de cosas y queremos las últimas zapatillas, etc. En Santiago las cosas no son así, desde un abrazo, sacarle una sonrisa y jugar. Ellos son felices.”  
No es un simple viaje, es mucho más que eso, la oportunidad de poder ayudar a chicos que lo necesitan, y que valoran mucho, no solo la contribución, sino nuestra presencia para poder acompañarlos. Muchas veces ocurre que algunos no quieren ir por desconocer la experiencia en sí, el no saber a dónde vamos, a quiénes vamos a ayudar y cómo lo vamos a hacer. Lo cierto es que una vez allá, todo es más fácil, con los chicos tan felices y emocionados, no solo por tener juegos nuevos y alimentos recibidos, sino por tener con quien compartirlos. Quizás nosotros no tengamos noción de lo que es vivir allá, a veces después de un día difícil tan solo queremos llegar a casa para descansar. Solo hay que mirar alrededor nuestro para ver todas las cosas que tenemos (desde una familia hasta una vivienda digna). Imagínense lo que podría ser un día difícil para ellos. Ahora quisiéramos presentarles, el relato de Ladislao Garobi, alumno de Quinto Año A: “Me sentí bastante incluido por el grupo a pesar de ser el único de mi año en el viaje, pero ya había forjado buenas amistades con mis compañeros y fue mucho más llevadero todo con ellos. Es un viaje hermoso, aprendes cosas que quizás no aprendas en ningún lado: valorar lo que tenes y aprender a compartirlo con los demás. Eso es lo bueno que tiene venir al grupo, te enseñan muchas cosas más allá de viajar o no viajar, todos los días planificamos actividades, visitas, donaciones, todo con el propósito de ayudar. Es muy importante la participación de la gente en el grupo, mientras más somos más rápido podríamos hacer las actividades, por eso estaría bueno que la mayoría de las personas intenten darle una oportunidad al grupo. Yo llevo desde primero participando y en ningún momento me aburrí, conocí gente nueva, disfruté muchas cosas del grupo misionero, es una experiencia que no se olvida jamás.”
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Realizando juegos con los chicos de Añatuya
Por último, presentaremos a nuestro último misionero Gabriel Martínez, ex alumno de la institución: “Mi experiencia por suerte fue hermosa, dentro de mis dos años fueron dos experiencias distintas. La primera, en Quinto Año, fue muy linda, aprendí mucho, conocí gente nueva que se volvieron amigos, reforcé mis viejas amistades y por sobre todo me sentí útil a la hora de ayudar. Luego el segundo año fue totalmente distinto, ese año tenía que ser yo el que instruía a los nuevos misioneros a hacer las cosas y fue una linda responsabilidad, que rindió frutos y estoy seguro que los chicos de sexto de este año lo van a hacer excelente. Es algo tan lindo ayudar en un lugar como añatuya, la gente es muy distinta a como estamos acostumbrados, son muy agradecidos de lo que hacen los misioneros allí. Cada día te dormís a la 1Am y te levantas a las 5:30-6 am todo cansado y agotado del día anterior, pero, por lo menos para mí, era una motivación ayudar a los chicos, entretenerlos con juegos, hacerlos reír, hacer las catequesis, armar las plazas, todo eso era mi motivación.”
Tras leer esta nota, queremos invitar a todos los chicos a participar de esta misión, un esfuerzo nuestro que no es muy grande para nosotros, podría significar un enorme gesto para ellos. Pero desde luego, todo lo que se ha dicho en esta nota no significará nada si no estamos allí presentes, “ver para creer”.
 
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Foto grupal de los misioneros 

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