PUNTO Y COMA: Palabras que vale la pena escuchar

No podíamos olvidarnos de las Menciones de Honor y las Menciones Especiales, otorgadas a aquellos escritos que no queremos que te pierdas. ¡Definitivamente una lectura que estás obligado a disfrutar!

Las Menciones de Honor fueron otorgadas a escritos cautivantes que pelearon por los primeros puestos de Punto y Coma, y que no podíamos dejar de reconocer porque nos resultaron simplemente geniales.

 

Por su parte, las Menciones Especiales fueron otorgadas a escritos enviados anónimamente, alejados del género cuento, que nos inspiraron y conmovieron con cada palabra. 

El pesar de una semana

Merlina Riccardi

 

Día 1:

 -Los primeros días siempre son los más difíciles -decía mamá mientras preparaba té- Todo lleva su tiempo.

Y, como cualquier madre, tenía razón, pero esto no era cosa de un día o dos, sino de toda una vida.

Día 2:

Perder a alguien no es fácil, y no me voy a molestar en disimularlo. Tampoco voy a parar hasta encontrar al asesino de mi hija, Emma.

Día 3:

Ahí estoy, caminando por los pasillos del hospital, sola.

La bata blanca punteada, llena de sangre, se posa sobre mis tobillos.

Día 4:

Es de noche. Estoy sola como siempre así que, con todas mis fuerzas, me levanto y voy al pasillo. Necesito un médico. O algo mejor, un abrazo de mi pequeña Em.

Día 5:

Voy a la azotea. El viento golpea mi rostro con fuerza. Es extrañamente reconfortante… recuerdo el día en el que esa niña se tiró. Quizás debería imitarla.

Día 6:

La verdad siempre sale a la luz, aunque no cuándo, dónde, ni cómo esperamos. Ese es este momento. Solo quiero correr y escapar de esta pesadilla, desaparecer de este mundo intrépido, sucio, y sobre todo, corrupto. Tan sólo morir.

Día 7:

 

Los llantos resuenan en todo el cementerio, pero, a pesar de todo, nunca me fui.

DON CLAUDIO Y SUS ALIENS

Stephania Niekrasas

 

Mi anécdota de vacaciones comenzó el año pasado. Nos fuimos el 30 de diciembre de 2018 en un auto que solo tardó 10 segundos en recorrer casi 400 km. Éramos mi hermano, mi papá, dos amigos (Franco y Lucía) y yo. Todos pasamos año nuevo en San Bernardo. A partir de ese día, todo comenzó a cambiar, Lucía empezó a demostrar actitudes un poco raras; su piel cambió de color a uno más azulado.

Los días pasaron y su cuerpo entero se tornó color azul. Al parecer tenía un virus alienígena. Todo empeoró cuando mi papá se contagió.

El día 2 de enero Lucía y Franco se fueron con sus padres.

Durante un día nos quedamos los tres solos y mi papá comenzó a cambiar: su tez se tornó color violeta, sus ojos se agrandaron y su pelo se caía.

Al día siguiente llegaron unos compañeros de mi hermano (Mateo y Ladislao), todo seguía muy raro.

Estuvimos dos días sin salir a la calle por temor de que alguien note que algo raro nos estaba sucediendo. Una mañana, tomamos coraje y salimos, pero algo extraño sucedió. Era nuestra primera vez en esa ciudad y nos sorprendió que nadie se asombrara al ver el aspecto de mi papá.

Luego de esa salida, estuvimos investigando sobre esa extraña ciudad en internet, pero no pudimos averiguar nada. Mientras tanto, las cosas inusuales seguían sucediendo.

Al día siguiente volvimos a salir y notamos que una persona se convertía en un alíen, parecía que estaba camuflado. Un rato después vimos otro más.

Con estos hechos comenzamos a sospechar que el lugar al que habíamos ido era una metrópoli alíen camuflada, aunque no estábamos muy seguros.

Luego de haber investigado más sobre esa “ciudad”, pudimos encontrar una nota en internet que decía: “Es muy linda, pero hay que tener cuidado con el virus que podés infectarte ahí. Yo vivo acá hace 10 años, me contagié pero ya sé cómo camuflarme y estoy buscando la cura para esto. Aunque no lo crean, es una ciudad poblada por alíens. Me pueden encontrar en la calle Garay 7431 y les enseñaré cómo camuflarse y controlar el virus”.

En ese momento decidimos ir a visitarla. Al llegar a la dirección, golpeamos la puerta y nos atendió una anciana muy sabia que nos invitó a pasar, le explicó a mi papá cómo hacerse pasar por un humano y nos dijo que le dejemos un número y que nos llamaría cuando termine la cura.

Aunque mi papá tenía el virus, a nosotros no nos afectó y a su carácter tampoco. Él tenía su cuerpo violeta y sus ojos grandes, pero se divertía igual ya que bailaba todo el día y podía estirar sus extremidades.

Llegó el día 9 de enero y nosotros debíamos volver a nuestras casas, pero como la señora no nos había llamado, decidimos quedarnos unos días más. Ese mismo día tomamos la decisión de ir a alquilar unos kayaks. Cuando llegamos al lugar, nos dimos cuenta de que se llamaban naves acuáticas, pero decidimos usarlas igual. Mi papá iba en una solo, yo y mi hermano en otra; y Mateo y Ladislao usaron otra. Mientras remábamos, encontramos una nota con una botella que decía “ESTO ES UNA CIUDAD ALÍEN, CUIDADO”.

Un día más tarde, la señora nos llamó y nos dijo que había encontrado la cura y que debíamos visitarla por la tarde.

Cuando llegamos a su casa le dio a mi papá una poción con forma de helado.

Al volver al departamento, mi papá la tomó y su cuerpo comenzó a volverse normal.

 

Así que ese mismo día volvimos a nuestras casas en Buenos Aires, felices de haber vivido una experiencia muy extraña y de haber encontrado una cura para el mal de mi padre.

La gracia de estar vivo

Anónimo

 

La gracia de estar vivo.

Son esas risas en conjunto,

mientras jugas a las cartas con tus amigos.

Son los tés calentitos con miel,

que te preparaban para que te sientas mejor.

Son los momentos en los que te quedas pensando, tildado en la nada, en todas las cosas que te pasaron y que te van a pasar.

Son los abrazos y también son todas las bardeadas sueltas que decís sin sentido alguno.

Es el dormir abrigadito y levantarte con el sol dándote en la cara, y vos un poco malhumorado.

 

No sé si es - pero eso espero - llegar a viejo y saber que la hiciste bien, a tu forma, pero bien al fin y al cabo. Tener a quien querer y a quien transmitirle todos estos sentimientos, que son, sin más, la gracia de vivir.

Calidad

Anónimo

 

El diccionario define la palabra calidad como "Conjunto de propiedades inherentes a una cosa que permite caracterizarla y valorarla con respecto a las restantes de su especie."  Esta definición me llevó a pensar cuáles son esas propiedades inherentes, estos paradigmas que permiten establecer la superioridad de un algo respecto a un otro y con total sinceridad. No fui capaz de encontrar una respuesta convincente; sin embargo, en mi surgió otra duda, ¿por qué la sociedad tiene esta tendencia casi instintiva a medir la superioridad con un término tan vago y poco objetivo como lo es la calidad? Entonces Yo, el escritor de esta verborragia que se hace pasar como un texto convincente, voy a dar mi opinión en torno a la palabra con la que he titulado a esta obra.

La calidad es un término subjetivo, ¿o no lo es? pues no creo que nadie que se haga pasar por  un erudito literario, de los cuáles hay muchos hoy en día, se atrevería siquiera a comparar a una escritora como J. K. Rowling con grandes maestros de la literatura como Isaac Asimov o Edgar Allan Poe, lo que me lleva a pensar que la calidad no es algo tan subjetivo como me gustaría pensar, pues cualquier persona le diría a usted, mi querido lector, que esta obra la cual yo estoy escribiendo en pos de mostrar un punto es de una calidad mucho menor a la de grandes obras de la literatura, y lo bien que hacen. Entonces ya establecido esto, ¿cuáles son estos paradigmas que vuelven una obra "objetivamente" superior a la otra?, y a esta pregunta muchos me responderían que estos pueden ser el nivel de la escritura o la originalidad pero yo no, yo respondería que lo que define la calidad de una obra se da en una pequeña palabra de tres sílabas,  legado.

El legado, algo que no puede ser olvidado, algo plasmado y grabado en nuestro subconsciente colectivo que nos define como sociedad, que nos acompaña, nos recuerda de dónde venimos y hacia dónde vamos, que marca generaciones e inspira a grandes personalidades cuyas hazañas inspirarán a otras grandes personalidades. Continúa así un ciclo infinito que radica en una espiral sin fin de falta de originalidad. Y usted señor lector se preguntará, ¿Por qué el legado contribuye a definir la calidad de una obra? y le voy a responder con total respeto diciéndole que el legado es una característica muy importante simplemente porque nuestra sociedad es así. ¿Qué quiero decir con esto? que nuestra comunidad premia a los agentes de cambio, a aquellas obras que marcaron un antes y después y se olvida de las demás por más maravillosas que sean. Y sí, lo sé, es algo triste pero es de la manera que funciona nuestro mundo, nuestra humanidad solo escucha a las voces que gritan más fuerte y entierra a todas las demás bajo la lenta e imparable sombra del tiempo. Por eso es más probable que usted, lector empedernido que sigue empeñado en leer mi obra, reconozca el nombre de Isaac Asimov y no el de  Philip K. Dick.

 

Y ahora Uds. se preguntarán ¿A qué conclusión llegué? Llegué a la conclusión de que la calidad, como forma de medir la superioridad de una obra es una completa basura, es una medida que nos impide conocer y disfrutar nuevas obras. Y ahí es donde encontramos la palabra clave de esta obra, el disfrute definido por el diccionario como "La acción de disfrutar". Yo, estimado individuo al que le llegue este parafraseo escrito por mí, creo que deberíamos dejar de evaluar y clasificar a las obras por su calidad y/o legado y empezar a disfrutarlas sin importar de donde vengan, y sin que nos importe su legado o su originalidad. Simplemente, siéntese, relájese y empiece a leer un libro, no importa que haya sido escrito por Mark Twain o por mi perro, simplemente disfrute de la literatura tal como es, sin calificar o discriminar, pues es la que me ha permitido hacerle llegar a usted este mensaje.

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