28. octubre 2019

Entrevista a Nahuel Noguera

En esta ocasión los participantes del espacio "Egresados y ex-alumnos” decidimos llevar a cabo algunas entrevistas con egresados y exalumnos de nuestra institución. Decidimos entrevistar al ex-alumno Nahuel Noguera, el cual tiene 19 años de edad y egresó el año pasado en la institución. Hoy en día se lo encuentra estudiando su respectiva carrera y disfrutando de lo que le gusta hacer.

Procedemos con la entrevista:

— ¿Qué significa para vos haber formado parte de Loreto?

— Como institución voy a rescatar que NUNCA te dejan estar, es decir, aunque a muchos no les guste esto, los profesores te están encima, Silvina también y eso hoy en día a nosotros nos podría hacer falta. No hablo obviamente de la relación con el profesor, porque podías no tener contacto y aun así este siempre te daba una mano y te integraba. A lo mejor en otros colegios te dan más libertad y eso afecta bastante a tu desempeño. La verdad siento orgullo por este colegio, ganaron muchas cosas, aunque yo no las gané (ríe). Siempre sentí (y lo sigo haciendo) que soy parte de la institución, porque sigo participando de muchos eventos dentro de ella. Es un ambiente muy familiar.

— ¿Qué era lo que más te gustaba del colegio como institución?

— Sinceramente Añatuya. (Ríe). También el ámbito de libertad que te dan en cierto modo, te dejan expresarte bastante. A mí me dejaron en el festival artístico por ejemplo, me acerqué a varios profesores contándoles cosas que me gustan y que uno no piensa contárselas cuando está en primer o segundo año. Eso de poder elegir a un profesor y poder contarle algo que tenés lo genera Loreto en sí. Vuelvo a lo mismo, es un ambiente familiar. En primer y segundo año no te das cuenta de las cosas, pero cuando crecés si las ves. En resumen, lo que más me gusta es el ámbito que te dan por ejemplo para explorarte a vos mismo con el viaje a Añatuya o Villa Ventana que tuve la suerte de ir de la mano de Guido. (Risas).

— ¿Qué es lo que más extrañás del secundario?

— Definitivamente la relación con los profesores. En la facultad vos te podes encontrar con profesores muy copados pero por la experiencia que vengo teniendo en este primer año, los profesores no llegan a ser nada “íntimos”, como sucede en el secundario, ni te pueden llegar a dar tanta atención por el contexto en el que estás. En la universidad sos mucho más independiente, tenés mucha más libertad; estás vos solo contra los temas. La explicación del profesor es una explicación en la que tenés que escuchar, él va a estar dispuesto obviamente a que vos le preguntes todo lo que necesites pero no es lo mismo, y ahí es cuando me pongo a pensar lo que extraño el secundario, qué bien me llevaba con tal profesor, la atención que me daba y la empatía que tenía. Además extraño esto del “juego” en el secundario. En la facultad vas, te sentás, tomás unos mates y tenés que escuchar sí o sí al profesor, y si no lo hacés o no entendiste algo que dijo en una clase después no sabes qué hacer.

— ¿Tuviste algún profesor que te inspiró de alguna manera?

— Empiezo con María Rosa Blanco, a quien tuve mucho tiempo. Fue como una segunda madre a su manera. Explica demasiado bien y de manera muy apasionada. Además me trató excelente. Atravesé una etapa donde estuve con muchos problemas personales y me acompañó mucho ahí. Después estuvo Marcela Caldas, que de hecho la carrera que estoy estudiando hoy en día es porque ella me la recomendó. Fue muy compañera conmigo cuando también tenía muchos problemas personales e iba al colegio y estaba medio abstraído de todo; ella se dio cuenta y me quiso ayudar con la situación. Explicaba muy bien, me encantaba. También estuvo Rosita (Molinaro), quien me acompañó mucho. Y bueno, Guido (Bozzola) que es el mejor, es un amigo más, no solo un profesor. Siempre te va a acompañar y va a querer que te vaya excelente como persona.

— ¿Qué carrera estás estudiando actualmente?

— Estoy estudiando biotecnología en la UNQUI. Esta es una carrera que se basa en procesos biológicos para la creación de cosas o reutilización de estas para la sociedad. Tiene miles de ramas. Yo tengo pensado apuntar a la rama del ambiente.

— ¿Cuáles son tus proyectos a largo plazo?

— Es una pregunta rara porque tengo 19 años y recién estoy empezando. Puedo decir aspiraciones y planes que tengo pensado llevar, que son obviamente graduarme, el año que viene trabajar y ahorrar para cumplir metas personales que tengo y poder aportar cosas a la sociedad con mi carrera y mi futuro título, sin dejar de lado mis hobbies.

— ¿Estás realizando alguna actividad fuera del ámbito universitario?

— Estoy yendo los miércoles a tocar en misa a la parroquia. Estoy en un Movimiento de la palabra, que es una comunidad católica de jóvenes y está bueno porque afianza mucho tu fe. Además preparamos eventos en varios lugares. También tengo una banda y doy clases de guitarra de lo que se a chicos con el servicio.

— ¿Cómo cambió tu rutina después de terminar el secundario?

— Cambió muchísimo porque en el secundario estás acostumbrado a horarios rectos, algo muy rutinario en donde salís en un horario específico cada día. En la universidad tenés cualquier tipo de horario. Podés tener de 7 a 9 como de 12 a 4. Además, al principio no tenía amigos ahí, por lo tanto si tenía un horario libre me iba a mi casa. Ahora si tengo un espacio entre materias me quedo con amigos. Y también como dije, el ambiente es totalmente distinto.

— ¿Tenés algún consejo para darles a los que están terminando el secundario y para los que están empezando?

— Para los que terminan: aprovechen lo que les queda de secundario, tanto para el proceso que es en sí graduarse como lo educativo, que la realidad es que la educación de Loreto es muy buena, pero uno tiene que salir con la cabeza iluminada porque si en la facultad no te ponés las pilas la vas a pasar mal, es muy distinto y los profesores no te están tan encima. Aprovechen las enseñanzas que les da el colegio. Y para los que empiezan, al principio es difícil, va a costar adaptarse. Pero también, aprovechen porque es una etapa muy linda.

— Eso sería todo, ¡muchas gracias Nahuel!

— No, por nada, ¡gracias a ustedes!