Misión Añatuya

Este informe está hecho para hablar acerca de la misión que se realiza desde hace aproximadamente 8 años, la cual consiste en viajar a Santiago del Estero, más específicamente a Añatuya. Allí nos hospedamos entre 6 y 7 días en Campo Gallo. Todos los años nos quedamos en el mismo lugar ya que nos conocen y nos reciben con mucho amor. Allí se encuentra el padre Juani y los nenes que nos esperan siempre con mucha ansiedad y felicidad.

Por un lado, los misioneros varones duermen en un galpón  y, por el otro, las misioneras mujeres duermen en una especie de casa con distintas habitaciones. La mayoría de las veces desayunabamos, merendábamos y cenábamos en Campo Gallo, mientras que en otras ocasiones no nos daba el tiempo y lo hacíamos en las escuelas que íbamos a visitar.

Muchos de los nenes son tímidos, ya que para ellos somos desconocidos, pero los misioneros nos acercábamos a ellos para poder interactuar y que jueguen sin problemas. La otra parte de los nenes eran muy alegres y tenían ganas de jugar por más que no nos conocieran.

El viaje de ida se llevó a cabo el día sábado 29 a las 20:00 p.m. y llegamos el domingo 30 a Campo Gallo alrededor de las 19:00 hs. Tuvimos 23 horas de viaje ya que los choferes no conocían bien el camino y el micro perdía aceite -como consecuencia de esto,  algunos días nos movilizamos con un autobús escolar mientras lo arreglaban-.

Este año viajó un nuevo misionero, profesor de catequesis y biologia: Luciano Barbalace. Él cumplió una función fundamental y va a ser de mucha ayuda en los próximos viajes.

Así como viajó Luciano, también lo hizo la directora Silvina, el profesor Guido Bozzola, María Rosa Blanco y las cocineras Susi y Alejandra, que fueron las que se ocuparon de alimentarnos durante todo el viaje.

Visitábamos una escuela por día o dos si llegábamos con los tiempos. Las tareas que se llevaron a cabo en esta misión fueron la visita de casas para dar la palabra y la de colegios para jugar con los nenes y alegrarlos. Este año pusimos 2 plazas más, y el último día visitamos el Libarona, donde los nenes pintaron nuestras remeras misioneras con témpera.

Para la vuelta salimos el día jueves 4 a las 19:00 p.m. Hicimos una parada alrededor de las 9:00 a.m. del día viernes 5 en San Nicolás del Arroyo para desayunar y llegamos a las 13:00 p.m. a la parroquia del Loreto.

Esto no solo es beneficioso para los nenes de Añatuya, sino que también nos sirve a los mismos misioneros para formar lazos de amistad, ya que en el viaje, estudiantes de distintos cursos, ya sean de 4to, 5to o 6to, lograron unirse con otras personas y tal vez sentir aprecio por alguien que antes ni conocían. También sirve para poder ver una realidad diferente a la nuestra, además de que te enseña a valorar las cosas que uno tiene acá en Buenos Aires y a ser más agradecido.

Todos los días los misioneros nos dividíamos en “grupo uno” y “grupo dos” para poder ir a más escuelas y aprovechar el tiempo, reencontrándonos al final del día.

 

 

Cada vez que había que ir a un colegio se debía cargar el camión porque a cada escuela había que llevar un tipo de donación diferente, como comida, juguetes, ropa y libros. Al final del día, cuando llegábamos a Campo Gallo, teníamos un tiempo libre, comíamos y teníamos la misa (cada grupo tenía que hacer una diferente cada noche), por lo que nos íbamos a dormir a eso de las 24:00 hs o algunas veces a la 1 a.m. para al día siguiente levantarnos alrededor de las 7 a.m.

Esta es la foto de todos los misioneros que fue tomada antes de partir hacia Buenos Aires luego de nuestra última misa.

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