Entrevista a Silvana Brovida

En este caso, daremos a conocer las preguntas realizadas en la entrevista que Silvana Brovida, exalumna de la institución y actualmente profesora de inglés, amablemente respondió para nuestro artículo.

         - ¿Qué significa para vos haber formado parte de la institución como exalumna?

- Significa muchas cosas. Esto me hace acordar a una vez cuando yo era alumna, que pensé: “Voy a volver acá, pero como profesora”, y después, gracias al destino, apenas terminé el profesorado me llamaron para venir a trabajar. Recuerdo que empecé un lunes 11 de marzo, cuando iniciaban las clases.

- ¿Qué sentís ahora, siendo parte de la escuela donde estudiaste?

-  Siento orgullo, porque la institución en sí funciona muy bien. Es entregarle tu propio granito de arena al lugar que te brindó muchas cosas.

- ¿Tuviste algún profesor en la secundaria que ahora mantengas como referencia? ¿Quién y por qué?

- Sí, María Plaul, que la tuve varios años. Ahora la tengo como compañera. Ana María González también fue clave, aunque no sigue en la institución porque está jubilada. Ambas fueron dos personas importantes en mi vida. Yo era una chica muy tímida y, una vez, mientras daba lección, una de estas profesoras me preguntó “¿Que vas a estudiar?” Yo le respondí que quería ser profesora, pero que mi limitación era la timidez. Me dijo que era algo que tenía que superar sí o sí. Yo siento que gracias a la ayuda que me dio durante la secundaria pude resolver esta cuestión.

- ¿Por qué elegiste dar clases en el colegio donde alguna vez fuiste alumna? 

- En realidad no lo elegí, fue el destino. Justo yo estaba recién recibida y me ofrecieron trabajar en el Loreto.

- ¿Cómo fue tu paso por la institución? ¿Qué era lo que más te gustaba de venir al colegio? 

- Había mucha más libertad que en otras escuelas. Por ejemplo, salíamos al recreo a la calle, comprábamos en un kiosco y volvíamos, la puerta siempre estaba abierta. También rescato las enseñanzas que me dejó, las cuales utilicé toda la vida.

- ¿Tenés alguna anécdota en especial que quieras contar?

- Una anécdota que tengo ya la conté, lo que me dijo la profesora en quinto año. Mi mamá quería que sea traductora, pero yo decía que a mí me gustaba enseñar. Fuimos a universidades y todo, pero yo nunca quise serlo. Esta profesora me dijo que si yo superaba la timidez iba a hacer lo que quisiera. A todos nos daban un consejo que íbamos a utilizar cuando termináramos. Tengo amigas que son egresadas de acá que te dicen: “Por ahí no te acordás la definición de empresa, pero sí los valores que te dejaron los profesores, el sacrificio, el estudio.”

- ¿Tuviste algunos proyectos que hoy en día pudiste cumplir? ¿Hay algunos nuevos o pendientes que te gustaría compartir?

- Mirá, cuando yo entré acá, aprender el inglés era algo casi utópico, y si querías estudiarlo en profundidad tenías que ir a estudiar en otro lugar. Yo pensaba que nadie podía terminar la secundaria y decir “no aprendí nada”. Entonces íntimamente me propuse darle un valor extra a la materia. Creo que ahora se cumplió, porque hay chicos que terminaron que te dicen: “profesora, usé el inglés en tal oportunidad”, o “viajé y pude hablar con extranjeros”, y otros te dicen “puedo leer de corrido y no tengo que recurrir a cada rato a un traductor”.

- Si volvieras en el tiempo a tu época de alumna, ¿cambiarías algo? ¿Qué?

- Vivíamos condicionados por ciertos prejuicios de la época. Ahora noto que a las alumnas no les da vergüenza hacer educación física, a ustedes mismos no les molesta hacer coreografías y bailar en frente de todos. Eso antes no se daba, si yo tenía que actuar en un acto escolar, me encaprichaba porque no quería. Ahora veo que todos arman acuerdos como, por ejemplo, con lo de la campera de egresados. Eso antes no existía, nos daba mucha vergüenza.

- ¿Cómo cambió tu rutina luego de terminar el secundario? ¿En qué te gusta aprovechar tu tiempo libre? 

- La verdad es que cambió radicalmente. La escuela es muy organizada, entrás a las 7:30 y salís a las 13:00. Cuando yo empecé el profesorado, iba de noche. De día, me ponía el despertador y me levantaba a estudiar. 
Una cosa que yo siempre cuento es que, cuando entré al profesorado me sorprendió el abismo que había entre la gente de mi edad y las personas mas grandes. La escuela tiene un ambiente bastante parejo, es decir, todos tenemos el libro de inglés, todos estudiamos, todos tenemos las mismas posibilidades; cuando vas a cursar a otro lado, hay gente de todo tipo. En la facultad te encontrás con otras cosas. Por ejemplo, hay gente que viaja tres horas para ir a estudiar. 
Por otro lado, ya mucho tiempo libre no tengo (risas) pero a mí me gusta leer, leo todo lo que encuentro.

- ¿Qué aspectos pensás que cambiaron en el colegio, viéndolo ahora como profesora?

- El trato del profesor con el alumno, hay más confianza. Ya no le tienen miedo al docente.

- Pensando en tu recorrido por el secundario, tus frustraciones, tus esfuerzos por el estudio, comparando lo que viviste con lo que hoy en día sos ¿Qué pensás sobre la educación? ¿Pensás que los alumnos reciben alguna motivación para estudiar? ¿Cómo se los puede motivar? ¿Tratas de darles una mano o simplemente es un tema de ellos?

- No, la motivación es importante porque puede venir desde los profesores. Si el profesor no te incentiva para que vos estudies, mejores, y te dice “¿Ves?, ahora sabes más inglés que antes”, se produce como una traba. Por eso es súper importante para la educación en sí.

Y ¿qué pienso sobre la educación?, es muy amplio eso. Por ejemplo, el nivel educativo, debido a un montón de problemas sociales, ha bajado. Antes era mucho más exigente, además ahora hay muchas mas oportunidades que antes no había. En eso no estoy muy a favor: para mí, cuando hay más exigencia el alumno se siente más motivado a progresar, a estudiar, a esforzarse. Los sistemas de evaluación también han cambiado o se fueron adecuando al sistema. Tantas mesas de examen perjudicaron el sistema educativo.

Profesora Silvana Brovida junto a las alumnas que llevaron a cabo esta exitosa entrevista.