Escritos- Julieta Vargas

La alumna Julieta Vargas, de 5°A, compartió el escrito “La inquietante vivencia de William Edward” con el equipo de la sección literaria. Este breve cuento de ciencia ficción centra su trama alrededor de William Edward, un joven residente de un planeta Tierra donde las máquinas reemplazaron al ser humano y la crisis medioambiental llegó a su punto culminante.

 

Muy amablemente, la autora accedió a concedernos una breve entrevista en la que nos compartió algunos detalles sobre su inspiración al momento de escribir ¡Seguí leyendo para enterarte más! 

La inquietante vivencia de William Edward

 

 

 

Esa mañana, William Edward estaba intranquilo, inquieto y exaltado. Una pregunta significativa le movía sus pensamientos, quería saber qué haría cuando crezca. Por esos años lejanos, la relevancia del asunto era aminorada, nadie tenía el deseo de estudiar, porque no era necesario. Las máquinas lo hacían todo, y el hombre no podía salir siquiera, ya que las temperaturas lo impedían. Las charlas también estaban eliminadas, habían sido prohibidas desde la invención del fast-talk, una suerte de leedor de consciencia, que  evitaba incluso los “esfuerzos de comunicarse con la voz”. 

 

El niño, de una manera peculiar, comenzó a hacer algo inusual: proyectar a futuro, cosa que no era bien vista porque en ese entonces la gente vivía el hoy, sin tener la expectativa de vivir mucho tiempo.

 

Los túneles de su casa llevaban al lugar de recreo de los jovencitos, unas guaridas interconectadas que servían como oficina, habitación y sitio de descanso, con el necesitado fresco que aportaba la profundidad.

William Edward se sentó en su pequeño ambiente subterráneo y algo inexplicable sucedió. Una caja se cayó del armario y un montón de archivos se dispersaron por el suelo. El chico recogió los papeles. Algunos contenían fórmulas, otros bocetos de algo desconocido, y, por último, había unas fotografías del espacio exterior, que contenían espectaculares vistas de algo que ellos nunca pudieron conocer, las estrellas (además de varias imágenes de galaxias irregulares, cúmulos globulares, nebulosas e incluso agujeros negros). Una nota sobresalió entre los papeles, e incentivaba al niño a salir de su refugio esa noche, para entrar en contacto por primera vez con las hermosas vistas que observó en las imágenes. Sin embargo, él era consciente de que salir le podría causar la muerte (eso era lo que se decía). No lo dudó demasiado, esperó unas horas controladas por reloj, y se animó a abrir las fortificaciones que protegían la casa. Apagó las pantallas que simulaban paisajes nocturnos y salió, corrió lo más rápido que pudo con los ojos cerrados, por el desierto exterior.

Al abrir los ojos, tuvo una vivencia extraordinaria, contempló una luna inmensa y deslumbrante, rodeada de estrellas, un montón de soles a miles y millones de kilómetros de distancia, varios planetas que no parecían muy distintos de las estrellas los cuales se distinguían por reflejar la luz y no emitirla (no titilaban)... El joven gritó con sus propias cuerdas vocales al vacío, a los oídos del Altísimo:

“Ya sé qué es lo que seré, astrofísico”.

Una gran satisfacción colmó su ser, había hallado su vocación y sintió la presencia del incondicional dador de vida, dones y amor. Mientras miraba el espectacular e inquietante cielo nocturno cayó desvanecido en el suelo, con una sonrisa particular.

Si William Edward sobrevivió es algo que yo no sé, pero tal vez la extraña caja fue ubicada allí por su yo del futuro, quien buscaba darle una orientación, una señal, acerca del camino que debía seguir para conocer "LA VERDAD".

 

Además de permitirnos disfrutar de su escrito, Julieta también compartió con nosotros una agradable entrevista:

-¿Qué aspectos de la literatura misma fueron los causantes de tu inspiración para escribir?

- Para escribir, en general, a mí me encanta mucho el realismo, sobre todo el realismo ruso, que fue algo delegado por una profesora a la que aprecio mucho. También me gusta mucho la literatura clásica. Digamos que hoy en día la literatura perdió en cierta medida la calidad. No digo que toda la literatura actual sea mala, sino que se perdieron los objetivos que esta tenía en momentos previos. Es por ello que la literatura clásica me es más fuente de inspiración que la contemporánea.

- ¿Cuáles son tus géneros literarios favoritos?

- Bueno, como géneros de la literatura, el realismo ruso. Ahora, si tengo que elegir más de textos en general, a mí me encanta la divulgación científica, sobre todo los aspectos de la psicología, un poco de psicoanálisis… comprender cómo funciona el cerebro. Los textos de astronomía también.

- ¿En qué te basaste para escribir “La extraña vivencia de William Edward”?

- Con respecto al sueño de William Edward, al cuento lo escribí pensando en algo muy abstracto: el segundo nombre de Stephen Hawking es William, mientras que el segundo nombre de Carl Sagan es Edward. Entonces lo oriente por ese lado. Digamos que todo está entredicho entre estas dos figuras magnánimas del género de la divulgación científica abarcada al área de la astronomía.

- ¿Puede el sueño de William Edward sobre su futuro reflejar de alguna forma el sueño que vos tenés para tu futuro?

 

- La realidad es que cuando escribo, sobre todo textos literarios, de ficción, el impulso no siempre está dado por un anhelo mío. A veces pienso más en cuál es la moraleja, el consejo, el mensaje que quiero dejar a los lectores. No por el hecho de que vayan a ser leídos, sino porque expresar estos sentimientos profundos puede hacernos crecer como personas, conocernos a nosotros mismos también… eso es algo que me enseño una persona a la que le tengo mucho aprecio. Dejé llevar un poco el hilo del pacto ficcional, no es que quería expresar mi sueño. Es más, ahora me estoy replanteando el hecho de estudiar astronomía y considerando la idea de estudiar letras.

 

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