Retiro de Pascua

Una propuesta distinta para vivir la Semana Santa con Jesús 

Invitación al festejo de Pascua 2019

En esta nueva edición del periódico virtual queremos compartir con ustedes, queridos lectores, una forma diferente de vivir la Pascua.

Para conocer su origen, debemos remontarnos al festejo de Pascua de 1974, el cual reunió a casi 80 jóvenes en un retiro de oración personal y comunitaria en el Gran Buenos Aires, Argentina. Gracias a ese retiro fundacional (Pascua I), estos pudieron vivir la experiencia de la oración grupal espontánea y descubrir el gusto por la alabanza a Dios, experimentando un sentimiento de libertad interior, conversión y gozo evangélico.

El retiro de Pascua es un espacio de espiritualidad cristiana donde rememoramos la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Su objetivo es encontrarse con Jesús y entender el verdadero significado de la Pascua para poder vivirla más profundamente. Se realiza desde el Jueves Santo y finaliza el Sábado de Gloria. El fin de atravesar la muerte de Jesús es poder identificar las cosas que uno debe dejar de lado, como el pecado, el orgullo o el egoísmo.

A continuación les compartimos la experiencia de tres miembros del  Movimiento de la Palabra de Dios, que nos compartieron lo que significa para ellos vivir, año tras año, el Retiro de Pascua y encontrarse con el amor de Dios desde tan cerca.

 

Tuvimos la oportunidad de conversar con Lucia Domínguez y Ariadna Candelas (exalumna del Centro Educativo Loreto).

- Bien chicas, ¿Como andan? Lo primero que me gustaría que me cuenten es qué es el retiro de Pascua.

Ariadna: Mira, desde un punto de vista objetivo, yo diría que es una actividad que se hace en Semana Santa donde te reunís, en el colegio en este caso, con otras personas que también vienen, algunas por primera vez y otras hace más tiempo, y vas haciendo distintas cosas. Aunque hay gente de distintas edades, la idea siempre es agruparte respecto a la tuya; no es que estas mezclado. Ahí se van dando distintas dinámicas que proponen las personas que te coordinan o escuchando charlas en relación a lo que pasó cada día, es decir Jueves, Viernes y Sábado Santo.

- Y ahora, ¿Qué significa para ustedes todo esto?

Lucia: Para mí, después de varios años, siempre es un sentir diferente. Depende mucho de cómo estás en ese momento, interiormente me refiero, y cómo transitas las actividades. Todos los años va cambiando porque uno mismo va cambiando, pero el componente principal que nunca falta durante estos tres días es el amor: el de Dios, el de uno mismo y el del otro. A medida que fui creciendo noté, en este retiro, que cada vez amaba más al otro hermano, a la otra persona. Lo fundamental  y el objetivo, entonces, es vivir ese amor de Jesús, de cuando se entrega, lo crucifican y luego se presenta a los discípulos.

- ¿Cuál fue su primera experiencia en la Pascua?

Ariadna: La realidad es que hace mucho tiempo lo hago, si te digo que recuerdo patente todo te miento, pero más o menos lo que me pasó fue ir con un poco de miedo de que me mezclaran y no conocer a nadie. Capaz ese miedo no se me fue instantáneamente, pero aun así el vínculo se formó re rápido; al segundo día ya quería a todos. Me parecía una locura recién conocerte con alguien y de pronto estar compartiéndole tu vida, pero es algo re lindo. Desde ahí como que se sellaron las ganas de seguir con todo esto y de buscar algún grupo parroquial que encajara con todo lo que fui sintiendo ese fin de semana, así llegue al movimiento.

Lucia: Yo, al contrario, me súper acuerdo porque lo amé, fue el primer encuentro de amor con Dios, de Dios y propio. Era como “Bueno para, demasiado amor para tres días”. Aparte, de nuevo, ¡con personas que ni conoces! La realidad es que no era una persona sociable así que el primer día no hablaba con nadie, me costaba un montón. Me empezaba a encontrar con Dios, sola, y era como “Bueno, ¿Qué pasa acá? ¿Qué es esto?”  Me preguntaba qué era lo que estaba sintiendo, que no lo entendía. Por suerte, me sentí súper cómoda por que tenía a mis primas y a toda su comunidad que, sin conocerme, me recibieron re amablemente, me preguntaban como andaba o como me sentía. En ese sentido reconocí a Dios ahí también, aunque en ese momento no lo entendiera. Así empecé a buscar un camino con él desde el pararme y decir “Che, si en tres días me dio vuelta como una tostada, ¿cuanto más puede hacer en mi vida?”. Por eso decidí continuar con esta invitación que me hacían de pertenecer al Proceso Comunitario para la Confirmación (PCC).

- Y les hago una última pregunta, quizás a mi o a los lectores nos da la impresión de que es todos los años lo mismo, me refiero, la historia es siempre la misma, entonces, ¿Las actividades no?

Ariadna: Para nada, se van proponiendo cosas distintas todos los años. Por eso está  la invitación para que alguien que ya lo hizo lo vuelva a hacer; si no miranos a nosotras que hace años lo hacemos y lo seguimos disfrutando como el primero.

 

- ¡Buenísimo chicas! Muchas gracias.

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