Merendero

Tacitas Azules

“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños,

 haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”

 

 

Eduardo Galeano

Quizás nos parece tonto, insignificante y hasta un acto en vano servir la merienda. No es solo preparar una jarra de leche, servir galletitas o lavar las tazas. No. No es nada de eso.

No hay detalle más hermoso y sincero que ayudar al prójimo. Se trata de ofrecer el tiempo por amor, y que no sea por esperar algo a cambio.  Una vez terminado ese momento, queda en vos un bienestar que te puede cambiar la forma de ver las cosas.

Esta experiencia tiene lugar en el merendero Tacitas Azules, ubicado en la Parroquia Nuestra Señora de Loreto.  Allí, el momento de la merienda es compartir. La mesa nos reúne y es ahí donde surgen únicos momentos, anécdotas y experiencias.

Habitualmente, los días martes y viernes, un grupo de jóvenes se juntan para colaborar en el merendero. Aunque sea un ratito, van porque saben que alguien los espera. Una mujer que viene caminando desde Villa Corina para contarles que su hijo ya se recuperó de la gripe, un niño que necesita ayuda con la tarea, o simplemente alguien que está solo y va porque quiere compañía.

Es demostrarles a las personas que van que no son invisibles, al menos no para toda la sociedad, que hay alguien que se acuerda y se preocupa por ellos.

Este proyecto se desarrolló hace 15 años, gracias a la iniciativa de una profesora del Centro Educativo Loreto. Sin embargo, la persona encargada durante 12 de esos años fue Amalia, quien por distintos motivos no pudo seguir asistiendo. Como consecuencia de ello, a fines del 2015 es que el padre Roberto Cancian, ex párroco de nuestra parroquia, se vio obligado a solicitar ayuda.  El proyecto fue reabierto por Ana María, y actualmente el grupo Perseverancia es quien se ocupa de este mismo.

Luego de la reapertura, se acercaron entre 15 y 20 familias, las cuales asisten de forma permanente. No obstante, en los últimos meses, debido a la crisis económica que atraviesa el país, se ha duplicado la concurrencia tanto de niños como de adultos en estos sitios.

Asimismo, este número crece aún más cuando se acercan fechas festivas, tales como Pascua y Navidad, en las que se organiza una merienda especial.

En una oportunidad, tuvimos el placer de conversar con dos personas que trabajan en el merendero y, con unos mates y biscochos de por medio, surgió una pregunta interesante.

      ¿Qué te motiva a servir?

A lo que Ana María, sin titubear, respondió: "Dios. Ser sus manos, su instrumento". Por otra parte, Fabían Montefinal tardó un poco más quizás, y veíamos como sus ojos se vidriaban."Después de un problema de salud que tuve, sentí un llamado para venir a participar y acercarme a los que más necesitan.contestó finalmente. "Yo era colaborador sin participar activamente. Y desde hace dos años que vengo al merendero, desde junio de 2017.aclara.

A veces hay un disparador, y nace en nosotros la necesidad de agradecer que vivimos una situación en la que Dios nos demostró que no estábamos solos. O tal vez no, nunca tocamos fondo y siempre sentimos su presencia.

Es así, que una acción chica puede hacer grandes cambios. Para uno, quizás fue solamente ayudar a un niño a hacer una cuenta de dividir... pero para ese chico fue algo gigante. Y el viernes siguiente te busca y te regala una flor para agradecerte, por hacer algo que parece minúsculo .

Así que te invito a que participes. Podes hacer donaciones: leche, azúcar, chocolate, mate cocido, té, jugos, agua, galletitas, pan, útiles escolares. No es necesaria una compra mayorista, un solo paquete hace la diferencia. También podes sumarte y colaborar yendo cada martes y viernes, de 17hs a 18:30hs, donde va a haber un lugar esperándote.

Colaboradores del merendero el día martes 9/4.

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