Entrevista a Esteban Cilia, egresado y actual preceptor de sexto año en la secundaria

Él es alumno y actual profesor. Esteban Cilia nos cuenta sobre su paso por la secundaria, cómo llegó a ser preceptor y nos deja una anécdota muy divertida mientras era alumno de la escuela y muchas cosas más.

 

Esteban en el escritorio de su oficina.
Esteban en el escritorio de su oficina.

¿En qué año te egresaste?

 

En el 2004.

 

¿Qué cambios podés nombrar que viviste en el secundario?

 

Cambios en cuanto a la estructura del colegio, se modernizó con todo lo que es proyectores, aires acondicionados, la biblioteca que por ejemplo antes estaba en el aula de informática. Y en cuanto al nivel de las normas, en el sector directivo lo que cambió fue que se hace más hincapié en el marco normativo. Además, también cambiaron materias.

 

Cuando yo vine, hice séptimo, octavo y noveno, y primero, segundo y tercero de polimodal, en cambio ahora cambio la secundaria obligatoria hasta sexto año.

 

¿Cuándo decidiste ser preceptor?

 

Preceptor no decidí ser, sino más bien se dio porque yo estaba estudiando el profesorado y me llamaron para hacer una suplencia de preceptor y agarré el cargo, en ese momento hasta Pablo era preceptor y empecé a trabajar acá. Uno de los que me formó como preceptor fue Pablo. Después ya cuando faltaba cualquier preceptor, venía yo a hacer suplencia porque además eran menos preceptores, eran seis nada más. Había uno por cada año. En cambio ahora somos ocho. Entonces si falta uno, no llamamos suplentes, sino que redistribuyen las cantidades de cursos. Por ejemplo, hay preceptores del primer piso que tienen dos cursos, entonces les dicen que agarren uno más cada uno y ya se acomodan

 

¿Disfrutas tu trabajo?

 

Sí, lo disfruto y me gusta mucho. No quiero ser toda mi vida preceptor, eso es obvio porque no estudié para ser preceptor sino para estar con algo más relacionado al deporte, pero bueno, en algún momento empezaré a abrirme y a salir de adentro de los colegios.

 

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

 

Lo que más me gustan son, primero los imprevistos, que no es algo rutinario en el sentido de que venís y ya sabes qué pasa, sino que capaz tenés un profesor ausente, pasó algo con un chico, en fin, no está nada estructurado, no es siempre lo mismo. Y además, la relación que hay con los alumnos, que es bastante fluida, me divierto.

 

¿Cuál fue tu peor reto o experiencia con algún alumno que tuviste que enfrentar?

 

Por suerte no fueron muchas, sino me acordaría de un montón. Hubo una vez que, hace muchos años, a tres alumnos que constantemente se reían, no paraban de hablar, hasta sobraban lo que yo estaba diciendo, los saqué del aula para hablar, se seguían riendo en la cara y yo sinceramente me enojé y les dije "Yo les puedo asegurar que uno de ustedes tres no termina el secundario acá". A los años, el alumno no termino el secundario. Yo no tuve nada que ver, pero con la experiencia de ser preceptor, te das cuenta quién se va del colegio, porque no coincide con la gente que tenemos acá adentro y a esos tres yo les dije eso, y a los años pasó.

 

¿Qué opinas del grupo misionero?

 

Es algo que me sorprendió, para bien, en el colegio porque sinceramente no le veía mucho futuro. El primer año que nos comentan a los preceptores el tema de Añatuya, para mí era una misión que iba a durar una vez y que no se iba a hacer más porque los chicos no se iban a enganchar y todo eso. Pero sinceramente me parece que está muy bien manejado, hay mucho compromiso de parte de los profes que lo llevan a cabo y de parte de los chicos que participan y veo que se hizo como una cultura de compromiso con una misión, con la solidaridad, compañerismo y con el ayudar al prójimo, y está buenísimo. Creo a mi entender que es una de las mejores cosas que tuvo el colegio en los últimos años

 

¿Qué le dirías a los chicos que se egresan este año?

 

Van a salir de acá y van a encontrarse con un montón de problemas que no tenían acá adentro, pero que creo que nosotros estamos tratando de no solo dejarles los contenidos para poder enfrentarlos sino los valores que tenés que tener en la calle para manejarte hoy por hoy. Siempre tratando de manejarte con la verdad, con la sinceridad, con el esfuerzo, el compromiso con las cosas y sabiendo que va a haber mil veces que vas a querer abandonar lo que sea pero que tenés que seguir para adelante. No es cuestión de a la primera de cambio dejar, abandonar o frustrarse porque así es hasta el último día que estemos acá en la Tierra.

 

¿Nos podrías contar una anécdota que te acuerdes de la secundaria?

 

Hay una muy buena. En la parte donde esta informática, debajo de la escalera, antes había un laboratorio y había un montón de animales embalsamados y un día nos habíamos quedado con un amigo mío porque estábamos en el equipo de handball y entrenábamos a la tarde. No había mucha gente como ahora que siempre hay muchos chicos, éramos pocos y agarramos y sacamos los animales embalsamados del laboratorio y los pusimos en el aula como si fuesen alumnos, sentados uno al lado del otro. Nadie sabía que habíamos sido nosotros. Al día siguiente cuando vinimos a clase y entro la profesora con todos los alumnos, estaban ahí los animales como si fueran alumnos. Obviamente nos retaron un poco pero sinceramente no habíamos roto nada, no fue algo de mal gusto y bueno, nos dijeron que la broma estaba perdonada pero que guardemos todo. Y nos habíamos reído mucho ese día.

 

Escribir comentario

Comentarios: 0