Entrevista al egresado y misionero Julián Jesús Fontoira

Julián egresó en el año 2017 y este año volvió a ser parte de la misión de Añatuya. Nos contará sobre su paso por la institución, su viaje, el nivel académico del colegio y mucho más.

Julián junto al catequista Rodrigo.
Julián junto al catequista Rodrigo.

¿Desde qué año formaste parte de esta comunidad? ¿En qué año egresaste?

Entré al colegio en el primer año de secundaria, el primario lo hice en otro lado y egresé el año pasado, en 2017.

 

¿Notas alguna diferencia en el nivel académico que brinda el colegio en el último año al que hay en la universidad? ¿Como cuál?

Sí, hay diferencias. Para empezar, la universidad es diferente a la secundaria; cuando se trata de la exigencia o lo académico, si bien hay temas de algunas materias que no vi en el colegio, sobre todo de análisis matemático, del resto tengo que admitir que el colegio fue “un golazo”. Hay materias como química de las que prácticamente ya vi todo en quinto año, o sociedad de Estado, donde aprendí mucho en historia y política. En cierta manera Loreto me ayudo un montón; hay muchos compañeros que están perdidos con los temas y yo estoy mucho mejor en ese sentido.

 

¿Quién fue tu profesor/a favorito/a? ¿Por qué?

Es complicada porque tengo varios, en general me llevaba muy bien con Poli, me parecía un gran profesor por como explicaba y llegaba a los alumnos, todo un genio. Me encantaba también Núñez, me parecía que era una profesora que sabe muchísimo, tiene una gran experiencia de vida y aporta un montón (más allá de que me la haya llevado a diciembre con ella). Por último, Caldas, es una genia simplemente, me gustaba mucho la manera en que da las clases, en lo personal nunca me aburría con ella.

 

¿Qué era lo que más te gustaba del colegio (o de sexto año)?

Pienso que lo típico; verme y charlar con mis amigos. Sobre todo, los últimos dos años, que son los que más disfruté porque allí ya tenía un grupo de amigos más sólido, el curso en general era más maduro y nos daban más libertades, sentía que los disfrutaba mucho más, me encantaron esos años.

 

¿Qué le dirías a los futuros egresados?

Primero que disfruten mucho la etapa del colegio porque es muy divertida y linda, no les voy a decir lo típico de que van a extrañar el secundario toda la vida porque la realidad es que no, lo que viene después del secundario es algo distinto. A partir de que se termina el secundario, los caminos de todos los chicos, incluso tu grupo de amigos, se separan, cada uno va donde tiene que ir, por eso el secundario es una etapa para estar juntos y disfrutar. También que en sexto estudien porque si no en la facultad se les va a ser difícil.

 

¿Qué te motivó a viajar otra vez con el grupo misionero?

Un montón de cosas, muchísimas. El año pasado no pensaba volver porque no lo veía posible, pero este año coincidió que los jueves no cursaba en la facultad y entonces empecé a ir al grupo misionero. A pesar de que no conocía a muchos, me pareció divertido y me dio muchas ganas de misionar otra vez. Ahora que estoy en una etapa muy distinta de mi vida iba a ver la misión con otros ojos y con mucha más experiencia, no solo por Añatuya sino también por otras misiones que hice con grupos de la Iglesia. Además, mis amigos me insistían con que viaje y con todas estas cosas no podía decir que no, tenía muchas ganas de volver y vivir de nuevo la experiencia, pero desde otro lado.

 

¿Participás en algún otro grupo además del grupo misionero de la institución?

Sí, un montón, soy una persona de muchísima fe, estoy muy apegado a Dios y a la Iglesia y soy muy feliz ahí. Pasé por muchos grupos, ahora estoy en el movimiento de la palabra, en la comunidad de profundización 1; también en catequesis familiar del 2018, donde empecé como catequista. Hasta el año pasado estuve en la noche de la misericordia (pero tuve que dejar de ir porque me coincide con el horario de la facultad), y también estuve en el servicio musical de la parroquia.

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