Recuerdos de una antigua misionera

Somos de la sección Loreto Solidario y en el día de hoy Jaqueline Guevara, nos cuenta un poco su experiencia como integrante del grupo misionero; que como luego mencionará fue una experiencia que cambió su vida.

…Sonrisas sinceras que celebran la vida…"
"…Sonrisas sinceras que celebran la vida…"

- Daniela García: ¿Porque seguís formando parte del grupo misionero ya habiendo terminado el colegio?

- Jaqueline Guevara: Sigo formando parte del grupo misionero en primer lugar porque siento que el colegio sigue siendo mi segunda casa, siempre me reciben con las puertas abiertas y si es mi segunda casa, el grupo misionero es mi segunda familia. Una familia que va cambiando, pero siempre se agranda. Es hermoso tener la posibilidad de seguir yendo y ver como se gesta la fraternidad entre los misioneros, y todo lo que hacen para que la misión se cumpla de la mejor manera.

 

- Lucia Pérez Bonggi ¿Qué te animo a formar parte del grupo misionero?

- Jaqueline Guevara: Yo empecé el grupo después de escuchar testimonios de la misión a Añatuya. Eso fue lo que más me motivo, sentir la alegría que transmitían cada vez que contaban lo que vivieron.

 

-Daniela García ¿Qué te imaginabas encontrar en Añatuya?

-Jaqueline Guevara: Me imaginaba solo ayudar a gente y jugar con nenes. Nada más. Tenía nervios porque no sabía cómo iba a ser, quería que salga todo bien pero nunca me había imaginado el gran vínculo que se forma con cada persona a la que te acercas, nunca pensé traer más de lo que lleve.

 

-Lucia Pérez Bonggi: ¿Tenés algún recuerdo de tu primera reunión con el grupo? ¿Sentiste en tus primeras semanas de reunión con el grupo alguna timidez? ¿Por qué?

-Jaqueline Guevara: De la primera reunión si me acuerdo sentir timidez, no tenía idea de cómo eran las reuniones, ni siquiera sabía a qué se referían con “misioneros”, pero enseguida me hicieron sentir cómoda, me di cuenta que era un ambiente para divertirse, vincularnos entre nosotros y conocer a Dios de una manera diferente.

 

-Daniela García ¿Cuantas veces tuviste la oportunidad de viajar? ¿Qué sentiste que cambio en vos después de volver del viaje?

-Jaqueline Guevara: Viaje dos veces (2015 y 2016) y puedo decir que viajar a Añatuya fue la mejor experiencia que viví. En mí cambió muchísimo, por no decir todo. Viajar a Añatuya me cambió la vida, cambió mi manera de ver las cosas y ese es otro motivo por el cual sigo yendo al grupo misionero. En la rutina, no nos damos cuenta de todo lo que tenemos, siempre necesitamos más para ser felices y ahí nos damos cuenta que con nada podemos serlo.

 

-Lucia Pérez Bonggi ¿Cuáles de las actividades que realizaban allá te gusto más? ¿Por qué?

-Jaqueline Guevara: Lo que más me gusto fue jugar con los nenes. Sentir todo lo que te transmiten en los abrazos, lo agradecidos que son con que estés ahí, cómo se copan con cada cosa que llevamos y como disfrutan cada juego. Yo también lo disfrutaba, me sentía una nena más.

 

-Daniela García: ¿Qué sentías al ver la cara de los chicos cuando los veían llegar? ¿Cuál era la reacción de los nenes hacia los misioneros?

-Jaqueline Guevara: Lo que sentía era emoción. Como nos recibían realmente te hacían sentir que la misión estaba cumplida en cada sonrisa que te regalaban. A cualquier lugar que íbamos, bajábamos del micro y corrían todos a buscarnos para contarnos cosas, jugar, conocernos. Ellos también estaban emocionados. Sinceramente no puedo describir qué sentía cuando veía que siempre nos estaban esperando. Incluso el segundo año que fui me decían que me estaban esperando a mí, se acordaban de mi nombre (y eso que es difícil).

En las imágenes, se ve a Jaqueline Guevara junto a los chicos de Añatuya pasando momentos divertidos y alegres.
En las imágenes, se ve a Jaqueline Guevara junto a los chicos de Añatuya pasando momentos divertidos y alegres.

-Lucia Pérez Bonggi: ¿Recordás cómo fue la preparación antes de viajar?

-Jaqueline Guevara: La preparación antes de viajar es heavy, desde principio de año empezamos repartiéndonos tareas. Todos nos comprometemos mucho, para preparar los alimentos, ropa, juegos y dinámicas que vamos a llevar. Aunque pongamos todo de nosotros, siempre parece que el tiempo no alcanza. Cuando la fecha del viaje esta tan cerca todavía nos faltan miles de cosas pero ahí es donde podemos ver la providencia de Dios que acomoda cada cosa para que todo salga de la mejor manera.

 

- Daniela García: Hay algunos misioneros que cuentan alguna experiencia que tuvieron con algún nene ¿vos tenés alguna?

-Jaqueline Guevara: Experiencia con nenes tengo miles. Recuerdo varios, chiquitas y grandes. En especial el primer año que viaje en Libarona. Una nena, Anita, desde el primer día me agarro la mano y no me soltaba. Jugaba conmigo todo el día, me ayudaba a dar la merienda, bailaba, se reía. Y un día se me acerca una mujer y con los ojos llorosos me dijo:   ”gracias por cuidar a mi hija, me pone muy contenta verla así”. Si bien fue un gesto chiquito, para mí fue una alegría enorme recibir esas palabras y saber que todo lo que hacemos con los nenes también se transmite a los grandes.

 

-Lucia Pérez Bonggi: ¿Recordás alguna anécdota graciosa que viviste con los miembros del grupo?

-Jaqueline Guevara: Uff, jaja… Me acuerdo y me rio. Lo primero que se me vino a la cabeza fue un compañero que casi se queda en Añatuya por comprarse un cono de papas. En frente de la iglesia donde dormíamos, una mujer todas las noches vendía conos de papas fritas y “pan chuques” y siempre comprábamos. La última noche nos estaba esperando el micro, todos comprándole y cuando arranco el micro nos dimos cuenta que un misionero seguía con la mujer.

Después cosas chiquitas, como que estemos todos los misioneros adentro de un cuartito 2x2 mirando el partido de independiente en un televisor antiguo, o la canción que nos acompañó todo el viaje “Oh Marge llegaste a mi vida volando” de Homero Simpson. La cantábamos todo el día, tanto que una noche en la pieza de las chicas Silvina, la directora, nos despidió diciendo, “Oh chicas, son muy lindas, unas genias, las quiero”. La verdad que en el grupo hay momentos para todo, las risas nunca faltan, pero en el grupo se vive mucha emoción al ver la unión, la predisposición cuando hay que lavar los platos, la tristeza cuando nos vamos y la alegría con la que vivimos toda la semana.

 

- Daniela García: ¿Tuviste la posibilidad de viajar a Añatuya con alguna amiga? ¿Qué sentiste al compartir esa experiencia con esa persona?

-Jaqueline Guevara: Si, los dos años viaje con amigas. Y allá en Santiago del Estero formas nuevos vínculos de amistad muy fuertes con gente que capaz ni siquiera te relacionabas, pero en particular compartirlo con amigas fue hermoso. Ver como ellas misionaban y como la misión las iba cambiando, si tendría que explicarlo con una sola palabra sería “orgullosa”. Es una alegría inmensa ver a las personas que querés haciendo algo tan grande.

 

-Lucia Pérez Bonggi: ¿Te acordás cómo se repartían las tareas entre los miembros del grupo?

-Jaqueline Guevara: Repartirnos las tareas era fácil porque todos están disponibles para hacer todo. Son cosas que se iban viendo en la marcha, de acuerdo a las necesidades del momento pero es increíble cómo el cansancio queda totalmente a un lado. Especialmente los chicos, que son los que más laburan físicamente cuando hay que colocar las plazas.

- Daniela García: ¿Sentiste o pensaste algo en particular cuando visitaban las casas?

-Jaqueline Guevara: La visita de casas en mi opinión, es lo más fuerte del viaje. La gente de allá nos abría la puerta de su casa de par en par, nos invitaban a pasar y hasta nos dejaban solos en sus casas para ir a comprar tortilla. Me sensibiliza mucho como compartían lo que tenían, abrían su corazón, son muy agradecidos con cada misionero que se acerca.

 

-Lucia Pérez Bonggi: Aunque suponemos que la respuesta es sí, ¿si tuvieras la oportunidad de volver a viajar lo harías?

 

 

-Jaqueline Guevara: ¡Si! Obvio que me encantaría tener la posibilidad de viajar otro año más. Si bien la posibilidad de misionar esta en cualquier parte, Añatuya es un lugar único. Siempre pienso que algún día voy a volver a ver a cada uno de los nenes.

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