La vocación, un misterio profundo difícil de comprender

Camila Pacheco: ¿Nos podés contar cómo fue que recibiste el llamado de vocación, y cómo te preparaste todos estos años como sacerdote?

Claudio: Bueno, esto es un tema largo de contar, pero Dios me llamo en distintos momentos de mi vida a vivir esta experiencia de fe y de amor. Creo que la primera llamada la recibí fue a los 16 años, estaba en la escuela. Después Dios me fue confirmando a través del tiempo. Tuve momentos de mi vida que estuve haciendo otras cosas y luego fui viendo -a través de un noviazgo, a través de años de incertidumbre también- qué cosa iba queriendo Dios y, bueno, él se fue manifestando.

La formación fue dura en un momento. La siento reflejada en un proverbio de la Biblia que dice,” … uno puede hacer planes, pero el señor guía tus pasos…” A veces los pasos te dan insatisfacción, o los ves cortitos, pero bueno el señor después confirma tus planes y seguramente cuando coinciden con los planes de él los lleva a cabo. También hubo un momento de re-pensamiento, de quiebre, pero lo importante es que siempre Dios estuvo, porque el a través de la Palabra te va a mostrando por dónde tenés que ir y va obrando en tu vida para eso.

¿Qué es lo que más aprendiste sobre el amor de Jesús todos estos años que nos pueda servir como guía a todos los que lean esta noticia?

Que Él te ama.

Aunque te empeñes en el pecado, él te ama seas lo que sea. Él siempre es fiel a esa alianza que te hizo en el bautismo y la verdad que ese amor cuando uno lo recibe lo siente en el corazón y es tan fuerte que no podés darle la espalda. Porque es como enamorarte de la mejor chica, ese amor te llena totalmente y cuando estas lleno de eso, te vacías de otras cosas, y cuando te vacías de otras cosas sentís que verdaderamente Él está y que Él te llena profundamente.

Sabiendo que tenemos por delante la Misión, queríamos saber: ¿Cómo te venís preparando para la Misión?

Por ahora solamente estamos haciendo las remeras y bueno, rezando. Estos jueves no estoy yendo a las reuniones del grupo misionero, porque Guido y Rodrigo son los que acompañan al grupo en Loreto. A mí me toca la tarea de ser el encargado de acompañar en la Pastoral Juvenil de la congregación. Es un hermoso gusto poder trabajar con personas que tienen que ver con la fe de toda mi vida y mi cotidianidad, sobre todo compartirlo con gente del barrio donde yo crecí, donde yo nací, y poder salir a llevar este mensaje hermoso.

¿Qué esperas de la misión este año? ¿Algún objetivo planteado?

Que Dios obre, que Dios haga su parte es todo lo que espero. Porque generalmente volvemos más ricos de lo que nos fuimos, y eso es lo impresionante, cuando volves más rico de lo que te fuiste. Porque te das cuenta que Dios entró en la historia de cada uno.

¿Qué mensaje le darías a la comunidad de Loreto para que se una al grupo misionero?

Que se animen, que tengan coraje, ANIMATE, salí de tu comodidad porque la aventura no está sentada en el sillón de tu casa, la aventura está afuera. Y la aventura con Dios es el encuentro con el otro y creo que la misión es la gran oportunidad de encontrarte con el plan de Dios en la vida del otro y tener la necesidad es anunciarlo. Aunque a veces pareciera que fuera imposible hacer ciertas cosas o estar sin ciertas comodidades, pero allá te terminas dando cuenta que volvemos más llenos que haber estado sentados quizás mirando Netflix en casa y estando cómodos. Que la incomodidad de la vida del misionero nos saque a flote la verdadera identidad que tiene cada cristiano en este mundo.