Las campañas políticas actuales

Hoy en día, y más aún en período de elecciones, no podemos entrar a una red social sin que nos aparezca alguna publicidad referida a un partido político. Tampoco podemos encender la tele, caminar por la calle o escuchar la radio sin notar las mil y un publicidades. Si nos ponemos a analizar cada una de ellas, podemos notar que las temáticas de aquello que proponen tocan temas como la justicia, la educación, y la violencia de género. “Pobreza cero”, “ni una menos”, “Aborto legal, seguro y gratuito”, “Digamos no al ajuste” y demás frases están muy presentes en éstas campaña. Sin embargo, todas y cada una de ellas son mentira.

Me voy a centrar en solo tres promesas falsas. La primera es la promesa en cuanto a la educación. Nunca falta, en una campaña, la disputa por quién va a “mejorar” la educación. Si nos detenemos a pensar, en realidad nuestra formación y el acceso que nosotros tenemos a la ella es un derecho y tiene que ser de calidad siempre, sin importar quién gane las elecciones. Así un partido tenga más votos que otro, nuestra educación no puede y no debe depender de ello. Aun así, con éste tipo de discursos, pareciera que sí. Algo muy característico de las campañas de hoy en día es que dicen mucho y poco a la vez. Publicidades cortas con mensajes abstractos y discursos largos que parecen interesantes pero, al analizarlos, nos damos cuenta que son palabras en el aire ya que no dicen nada. Con el término “educación” pasa eso, y se nota. Nadie detalla las medidas que va a tomar al respecto, pero la nombran porque saben que a la población le parece una palabra importante y, lamentablemente, con esto conforman a muchos.

La segunda promesa muy difundida también es la de “pobreza cero”, la cual rápidamente identificamos con la campaña de Cambiemos. Tanto esa como aquellas en las que nos hablaban de justicia e inclusión social están siempre dando vueltas y, a esta altura, comienzan a causar efectos negativos. Por un lado, si bien buscamos reducir este índice en nuestro país, hoy en día siguen dejando sin trabajo a un montón de personas y están aumentando cada vez más las tarifas de los distintos servicios de primera necesidad, sin aumentar también los sueldos. Despidieron a miles de personas y, con esto, muchas familias quedaron en la calle o en una situación económica muy delicada. En éste caso podemos ver que claramente no se está cumpliendo aquel eslogan tan famoso. De hecho, no sólo se está incumpliendo, sino que se están tomando medidas para que suceda lo contrario. Una vez más, creímos más mentiras. Por otro lado, nos hablan de inclusión. Unidad Ciudadana y algunos partidos de izquierda (por no decir todos) son los que más se identifican a sí mismos con éstos términos y forman parte, una vez más, del mismo ejemplo. Porque así como hablan de inclusión, fomentan en realidad la exclusión. Al privilegiar a una clase social (con, por ejemplo, concesiones económicas en exceso o mal administradas como los subsidios) sobre otra, lo que logran finalmente es que éstas dos se enfrenten. Porque, por un lado, crean instituciones accesibles a todo el mundo (escuelas municipales, talleres de arte municipales, etc), pero no fomentan una educación en común. Por lo tanto, por más que aquellos que están socialmente excluídos se paseen por sitios concurridos por personas de clase media o media alta, no se van a agradar. Tampoco van a respetarse mutuamente, por lo cual éste encuentro hace que las diferencias se acentúen y que, si bien todos pueden escuchar a la orquesta municipal en el teatro Roma, nadie que tenga camisa y zapatos va a querer sentarse cerca o tener una agradable conversación con alguien que use zapatillas deportivas y gorra. Mucho menos sabiendo que a éstos últimos, según dice la mayoría, “les pagan por no hacer nada” mientras que otros pasan muchas horas de su vida trabajando.

Por último, pero no menos importante, me gustaría hacer una breve referencia a otra promesa muy controversial y, a su vez, muy difundida. “Aborto legal, seguro y gratuito”. Quienes más hablan de esto son los grupos de izquierda y lo mezclan con un mensaje de igualdad de género y de protección a la mujer. Sin embargo, esta frase es un claro ejemplo de un mensaje contradictorio. Por un lado, porque si bien lo que se busca según éstas es proteger a la mujer, lo que hacen es incitarla a que aborte. En Argentina, eso es ilegal pero, más allá de que lo sea o no (que, de todas formas, no es un detalle menor), transmiten una idea errónea de lo que implica un aborto. Malena Pichot, una persona muy conocida en los medios de comunicación que dice ser feminista, hizo un video en el cuál le explica a las mujeres cómo abortar con pastillas Misoprostol, agregando que aunque se necesite una receta médica para conseguirlas, en algunos centros las mujeres las pueden conseguir fácilmente. Ahí es cuando entran en juego miles de factores que hacen que, en vez de acompañar a la mujer que está en una realidad crítica (porque la idea de abortar viene de la mano de una situación que desborda a la mujer) venden como solución mágica el aborto clandestino. Si bien se supone que lo que buscan es que el aborto sea seguro, están vendiendo recetas y pastillas de manera clandestina. Dicen que buscan ayudar a la mujer, pero le están diciendo que abortar es sencillo, que está en su derecho y que lo haga, cuando en realidad deberían explicarle qué es, qué implica y cuáles son sus consecuencias, ya que no todas las mujeres interiormente quieren abortar y, al hacerlo, pueden tener problemas psicológicos y físicos (porque no todas están en condiciones de tomar las pastillas). Nadie les habla de esto y, entonces, detrás de una campaña para un aborto legal y seguro, hay miles de abortos clandestinos, inseguros y que terminan arruinando la vida de muchas.

Las campañas políticas deberían estar para hacernos saber a nosotros cuáles son las ideas e intenciones verdaderas de los candidatos. Sin embargo, todos saben que no es así. Por eso es fundamental ser críticos y no fanáticos. El fanatismo viene de la mano con éste tipo de campañas, que son realmente perjudiciales. Si queremos un país mejor, entonces debemos empezar por procesar la información que nos hacen llegar y dejemos de incorporarla de un solo golpe, tomándola como verdad absoluta, cuando detrás de cada promesa siempre hay algún engaño.

Malena Lanzetta

 

 

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