Hoy en día, la población juvenil abunda en gran cantidad, sobre todo jóvenes cuyas edades van desde los 15 a los 18 años. Muchos no tienen información sobre el catolicismo, debido a que no concurren a escuelas católicas, y los demás solo saben aquello que se les enseña en estas.
En la actualidad, la religión trata de incluir a toda la juventud y mostrarles de qué se trata el catolicismo realmente. Existen retiros comunitarios (de Pascua, por ejemplo) y los llamados Procesos Comunitarios para la Confirmación (o PCC, según su abreviatura), en muchos lugares del mundo. El Centro Educativo Loreto, institución donde actualmente realizo mis estudios secundarios, es el lugar de encuentro para muchas personas de diferentes edades y es, además, donde se desarrolla el PCC todos los sábados.
En primer lugar, me parece correcto explicar que tal proceso no es un curso en el que vamos a rendir exámenes, ni es obligatorio, porque muchos desisten de la idea asistir si intuyen un ambiente de incomodidad. En realidad, es uno de los tantos puntos de acercamiento de los jóvenes con Dios, con ellos mismos y con los demás.
Desde mi punto de vista, estos acontecimientos influyen de manera positiva en sus personas; porque al final de este camino pueden recibir el Sacramento de la Confirmación. Asimismo ayuda a crear un ambiente de tolerancia entre nosotros, los adolescentes, y nos permite reflexionar acerca de los hechos que nos rodean todos los días.
Por último, estoy de acuerdo con la realización de este Proceso Comunitario para la Confirmación, ya que otorga un punto de vista diferente de lo que es la religión católica. Muestra que el catolicismo no solo se trata de concurrir a la Iglesia los domingos, o rezar cuando tenemos a un ser querido enfermo, por ejemplo. La religión que nosotros seguimos, y sobre la que estoy hablando, trata de mucho más.
Por experiencia propia, aprendí que se trata de caminar día a día al lado de Dios. Pude aprender que está bien frenar, ver lo que ha sido mi vida y aceptar que se puede estar mal algunas veces. Además, el PCC ayuda a sobrellevar las dificultades que se nos pueden presentar, tales como discusiones familiares o esos momentos en los que nos cuesta aceptarnos a nosotros mismos tal como somos.
Las reuniones que anteriormente mencioné están compuestas por dos partes: la primera se trata de un Anuncio que es dado por una persona que explica el tema sobre el que reflexionaremos más tarde. La segunda parte se lleva a cabo en pequeños grupos constituidos según las edades, y se compone de una pequeña reflexión sobre el Anuncio. Lo bueno es que no es obligatorio “compartir” tu punto de vista, y que todo lo que se expone en ese momento es en un ámbito de confianza en el cual se propone que seamos comprensivos y se inculca el no difundir lo que el otro dijo.
Pero además de la religión, el PCC ayuda a los jóvenes, principalmente, a tomar ciertas actitudes frente a lo que circula a nuestro alrededor cotidianamente, como los vicios o la violencia.
En este artículo, el mensaje que quiero dejar a los lectores no es que sea fundamentalmente necesario seguir al catolicismo o asistir obligatoriamente a estos procesos, sino que intento exponer mi pensamiento y la manera positiva en la que influyen en nosotros para poder constituirnos como mejores personas, para nosotros mismos como para con los demás.
Invito a todo aquel que esté leyendo a atravesar estas experiencias y poder descubrir por cuenta propia, desde su punto de vista, de lo que se trata realmente la religión Católica.
Busco centrarme principalmente en los jóvenes ya que somos los que finalmente construiremos en conjunto lo que será de nuestro país (y del mundo). Es sumamente importante tener presente que no todos tenemos las mismas oportunidades, que debemos aprender a convivir con las personas que son diferentes a nosotros, que la perfección no existe y que no tenemos que tratar de llegar a ella mediante acciones que nos perjudiquen a futuro, o que incluso puedan terminar en el final de nuestras vidas.
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