Loreto: una institución caracterizada por la relación preceptor-alumno.

Nuestra señora de Loreto, ubicada en Sarandí, es una escuela donde los preceptores ocupan un rol muy importante tanto en ella como en la vida de sus alumnos.

 

Los preceptores nos contaron acerca de su trayectoria por el Centro Educativo Loreto. Así fue como después de hablar con Esteban Cillia (30) e Iván Ozzan (23), actuales preceptores de la institución, pudimos conocer más sobre sus vidas, sus profesiones, su paso por la escuela y sus vínculos con sus integrantes.

 

Todo comenzó en este mismo colegio hace muchos años, ya que ambos son exalumnos. Esteban ingresó en cuarto grado mientras que Iván lo hizo en séptimo.

El rol de preceptor en aquel entonces era muy distinto al actual. “El preceptor era el que te pasaba la falta, el que te sancionaba y punto”,  comentaba Esteban. Por lo contrario, Iván nos decía: “Como yo me egresé hace pocos años, la relación era más parecida a la de ahora. Tuve la suerte de tener a un preceptor más descontracturado, aunque a la vez era bastante estricto.”

Una vez terminado el secundario, ambos eligieron seguir la misma carrera: Profesorado de Educación Física. Luego de recibirse, el colegio les dio la oportunidad de ejercer su profesión y, a su vez,trabajar como preceptores.

Actualmente, Cillia está a cargo de cuarto año y Ozzan de segundo. “Nosotros tenemos que llegar de otra manera a los alumnos, tenemos que saber si tienen problemas, cómo están las cuestiones en la casa, cómo podemos ayudarlos y demás” menciona Esteban sobre la relación preceptor-alumno de hoy en día. Además, nos contó que juega partidos de fútbol fuera de la escuela con muchos de sus exalumnos, con los cuales sigue manteniendo, desde hace ya muchos años, una muy  buena relación.

En definitiva, la institución no solo da oportunidades laborales, sino que también propone actividades durante el año que son muy creativas y disfrutables: la copa Frassinetti,por ejemplo, está pensada para que profesores y preceptores jueguen un campeonato con los alumnos de último año.

Asimismo, vale la pena mencionar la comida anual para todo el personal que se realiza en la quinta del colegio, ubicada en el Pato, donde este puede pasar un día con sus compañeros, entre charlas, risas y muchas anécdotas.

La confianza que se genera en estos tiempos se hace visible en diferentes gestos, desde que los alumnos buscan a sus preceptores para  hablar sobre sus asuntos personales hasta que los eligen para que sean ellos los que les entreguen alguno de sus diplomas cuando egresan.


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